Me pegaba, me insultaba, me humillaba. Hacía todo lo que placía. Ese energúmeno. Pero todo acabó y jamás volveré a ser tan tonta como lo fui. Los moratones se desprendían alrededor de todo mi cuerpo, en mi estómago un nudo, en mi cabeza todas las imágenes, mis ojos llenos de lágrimas. -¡INÚTIL! TODO ES CULPA TUYA-decía golpe tras golpe en mi vientre. Yo sólo gritaba de dolor y lloraba. Yo:Por favor!! -Inútil-dio una última patada y desapareció por la puerta.