-Cásate conmigo, YoonGi... -dije cuando nos separamos para respirar. -No. -respondió y reí. Lo atraje de nuevo, pues con su saliva en mi boca, la noche se hacía de día y nos bañaba sutilmente con sus rayos tibios. Ese fue el comienzo de una vida. TaeHyung y YoonGi, que vivían de luz solar y barras de chocolate.