- ¡El desayuno esta listo!-Me gritaba mamá desde el segundo piso.
Me levanté como un resorte. Hoy sería el día en el que me iría a mi nuevo hogar.
Preparé las maletas y me fui directamente al baño.
Me duché, me cepillé los dientes y me vestí. Después bajé las escaleras y fui a la cocina.
Papá,al verme, corrió hacia mí y me dio un fuerte abrazo. Echaría en falta sus abrazos, sus regañinas... Me estaba asfixiando, pero no se lo iba a mencionar, estaba feliz.
Mama nos miraba divertida desde la mesa.
- Eric , déjala ya, que no se va al fin del mundo.
Me soltó y me dió un beso en la mejilla.
- Ay mi hijita, que rápido has crecido! Sólo pensar que ya no vas a estar aquí ,con nosotros, me pone los pelos de punta...
- Los vendré ha visitar, ya lo saben...
- Sí. Pero eso no quiere decir que no te hechemos de menos, bizcochito .
-Anda... Desayuna que se te van a enfríar las tostadas.
Desayuné rápido y fuí a por las maletas
Estaba nerviosa, pero intentaba que no se dieran cuenta. No quería ponerlos a ellos nervios también.
Bajé las escaleras y me dirigí al coche donde me estaban esperando.
Entré.
- Nerviosa?-Me preguntó mamá, sonriendo. Era hermosa. Cabello negro, ojos como zafiros y esbelta.
Sin duda, la envidia del vecindario.Y lo más importante: era amable, considerada y atenta.
-Solo un poco .
Mi padre me miraba desde el espejo retrovisor .
-Te quiero mucho bizcochito...
-Yo tambien, papuchi...
Me dedicó una suave sonrisa.
-Y ahora hacia dónde?
-Al aéreopuerto, querido.
Nos dirigimos al aereoporto, cuando de repente...
Ya no sentía nada...
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Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero