Los hijos del ángel de la muerte

-Lo más adecuado es que vivan lejos de ti- se lo decía ella con lágrimas en los ojos.
-Yo haré lo que crea conveniente- dijo él mientras paseaba de un lado a otro arrastrando su capa negra.
-Ellos no se merecen esto- dijo ella llorando-.
-No te metas en esto si no quieres morir como murió tu hermana- dijo él enseñándole su hoz y la diabólica sonrisa que se podía apreciar debajo de su capa negra.
Ella salió asustada de aquella macabra habitación y se dirigió a donde se encontraban ellos, no le importo lo que podría pasar después, en su mente solo estaban aquellos niños que sin haber cometido algún pecado estaban pagando el más caro que era ser hijos del ángel de la muerte.
Los tomó en una canasta, los tapo con algunos trapos que estaban cerca y se dirigió al mar de las almas desoladas.
-Caronte, aquí están los niños- dijo ella entregándole la canasta.
-Señora sabe que su destino es muy trágico si los llevamos a la Tierra- dijo el viejo.
-Aquí ellos ni siquiera tendrán un destino, él los matará- Dijo ella- Apresúrate que no hay tiempo, ya sabes como evadir a Can Cervero.
Cuando ella ya no lograba ver la cabeza de Caronte, sintió como el frío se iba apoderando poco a poco de su cuerpo, desde la punta de sus pies hasta la cabeza. Entonces supo que su final había llegado y lo confirmó al verlo ahí parado con esa horrible sonrisa que la había acompañado por 34 años, él saco su hoz y en ese momento ella solo cerró los ojos esperando lo inevitable.