Hola pequeña, me han dicho que sufres por un amor desausiado, que el insomnio se ha vuelto tu compañía desde que te dejé pero estás mintiendo, si cada vez que rozamos por accidente siento como tu cuello se eriza, y cuando me miras pareces encontrar tranquiladad en mís pupilas. No hace falta que les digas a todos que estás bien, o que te hagas la fuerte, no hace falta porque ambos sabemos que después de mi ya no queda nada de ti sólo amargos y fríos tragos de licor las cenizas de un cigarro extinto, y por supuesto yo, tu amor, único y verdadero amor. Bueno al menos eso me decías, tus ojos reflejaban tal franqueza que hasta yo llegué a creérmelo miento Tu solita te creíste todo.