Camille conocía a aquella persona que la protegía, aquella persona que le daba ánimos y estaba ahí cuando más le necesitaba... Cada vez que Camille cumplía años, el no venía tanto como solía a hacerlo, eso le sentaba mal a ella, porque le echaba de menos. Ella le necesitaba más que nunca, pero el nunca estaba, este motivo hizo que se cabreara. Se supone que los ángeles de la guardia tienen que estar para protegerte, ¿no?