Es bueno dejar un diario cuando uno se muere para que la gente comprenda lo que uno era por dentro y conozca sus intenciones.
Así explica Papelucho por qué escribe acerca de lo que sucede. Él es un niño, como todos los niños, que siente y que piensa como todos los niños del mundo, que tiene ideas geniales con las que evita aburrirse.
Sus ocurrencias, como preparar un sándwich para un supuesto ratón goloso, adiestrar moscas mensajeras, montar un criadero de jaibas o crear una revista de chistes: Chistelandia, entre otras, siempre con buenas intenciones, son a veces incomprendidas por los mayores. Este Diario, el primero de la serie creada por Marcela Paz, nos introduce a la asombrosa imaginación, al corazón bueno y transparente, a la manera de describir sus pensamientos y sus sentimientos, de este niño de ocho años, quién se ha convertido en un clásico de la literatura infantil.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.