-¿Quién eres?- Susurré atemorizado. -Correrás de mi si te lo dijera.- Sonrió siniestramente. Retrocedí hasta dar con la fría pared. Aquí sucedia algo, era él. Solo había que juntar las piezas. -Tienes ojos rojos... Sueles excitarte con el olor a sangre... Te ríes de las muertes... Eres anormalmente fuerte... ¿Eres un...-Su sonrisa se agrando.- Vampiro? Hubo un silencio, su rostro reflejo sorpresa por unos segundos, pero, de inmediato estalló de la risa. -¿Un vampiro? -Siguió riendo más fuerte.- ¿Cómo demonios llegaste a esa conclusión? -Me ví la saga completa de Crepúsculo en una sola noche. -Respondí orgulloso. Me miró con esos ojos obscuros característicos de él, dejo las carcajadas. Y de un momento imprevisto, estaba acorralandome en la pared. -No soy un vampiro.- Acerco su rostro al mío. Temblé. -Soy algo peor. -¿Entonces qué?- Susurré Rozo sus labios con los míos, me estremecí. -Soy el Rey demonio. -Susurro.- Soy Satán.