El marqués que asumió sus responsabilidades antes de tiempo. Ese era William. El hombre que tuvo que perseguir a sus hermanas por cielo y tierra para que no deshonraran a la familia. Para ese momento, lo único que él quería era llevar su puesto político en paz, lejos de mujeres, lejos de problemas, lejos de todo lo que figurara perseguir a una persona para que no hiciera locuras. No necesitaba esposa, no de momento. Importaban poco los herederos, el estatus, o lo que fuese que su madre y hermana argumentaran para convencerlo. De hecho, intentaron hacerlo dudar con la boda de una de sus mejores amigas, la mujer que todos decían: era perfecta para él. Sin embargo, William le deseaba felicidad, qué se casará y tuviera los hijos, que se fuera con él y fuera feliz. De lo que sí no se podría librar era de presenciar la boda, tendría que dejar todos sus cargos con tal de ver a Alice casándose con otro, esperando que en esa ocasión esa pobre chica llena de inseguridades y timidez, al fin lograra su objetivo y se casara. Era una buena mujer, quizá demasiado callada y un tanto invisible para su gusto, pero era buena, siempre supo que estuvo enamorada de él, pero ahora se casaba y eso era lo mejor... debía serlo. Sobre todo cuando unas misteriosas cartas comenzaron a llegarle mencionando que se trataba de "una ayuda". [HISTORIA SIN EDITAR] [DISPONIBLE EN AMAZON] [HISTORIA REGISTRADA EN DERECHOS DE AUTOR, POR FAVOR, NO AL PLAGIO]
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