Christopher Wicklow, alto, facciones increíblemente perfectas, ojos perfectamente azules y pelo negro como su mirada.
Podría tener los ojos más hermosos, pero al mirarlos eran tan oscuros que daba miedo, no solo era el chico más codiciado, sino que también ocultaba muchas cosas.
Un momento tuve la oportunidad de ver tan dichosos ojos de cerca, lo que no me imagine que después de tantos días acabaría metida en un problema, porque descubrí sus secretos, el secreto de la familia Wicklow, algo tan oscuro que pensé que solo podría existir en los libros, como esos momentos cuando el escritor habla de un mundo fantástico aquel que toda adolescente querría que existiera, pero créanme, no es fantástico.
"No te atrevas a tratar de conocerme, no querrás saber quién soy, no querrás verme en mi peor faceta"-Me ha advertido.
Pero acá estoy, metida en su mundo.
Enamorada de lo que él llama.
"la peor creación del hombre".
Siete años después de que el mundo se convirtiera en un desierto gélido, los únicos sobrevivientes habitan un gigantesco tren en movimiento perpetuo que recorre el planeta, manteniéndolos con vida. Dentro de este confinamiento mecánico y desigual, Alexander, un joven de 14 años, enfrenta no solo las duras condiciones del apocalipsis, sino también los complejos sentimientos que surgen cuando conoce a Elías, un chico de su misma edad que proviene de los vagones más privilegiados del tren.
En medio de jerarquías sociales estrictas y tensiones crecientes entre los pasajeros, Elías y Alexander desafían las normas al embarcarse en un vínculo que podría significar tanto su salvación como su perdición. Mientras luchan por encontrar su lugar en un mundo congelado y dividido, sus corazones jóvenes deben superar barreras físicas y emocionales en un viaje de autodescubrimiento, amor y resistencia.
Un drama de mayoría de edad y supervivencia que combina la intensidad emocional de Young Hearts con la tensión distópica de Snowpiercer.