-Disculpen si molesto -dije mirando a las otras dos, una rubia y otra morena. Me acerqué al oído de mi objetivo-, ¿quieres bailar, preciosa? -le pregunté con mi voz más sensual, eso nunca fallaba. Se dio la vuelta, mirándome cabreada. -Sí, molestas, así que mejor, ¿por qué no te ahorras la vergüenza y te vas? -Dio la vuelta de nuevo dándole una calada al cigarro.