Sobre el retrete estaba un pequeño pedazo de plástico que con tan solo marcar dos rayitas podría cambiar totalmente las cosas. Lentamente me fui acercando hasta tenerlo entre mis manos temblorosas, estaba dado vuelta por lo que no podía ver el resultado, sin embargo dentro de mí sabía lo que decía, pero no me condenaría hasta verlo con mis propios ojos. Conté hasta tres demasiado lento y lo di vuelta. Mis ojos tardaron en encontrar el pequeño pedazo transparente. Dos rayitas rojas estaban en el pequeño test. Estaba embarazada. Todos los derechos reservados Prohibida su copia o adaptación sin consulta.