Todas las personas tienen un secreto.
Un secreto que guardan celosamente.
Algunos tienen más de uno.
Después de los sucesos de la segunda guerra mágica, Harry Potter, solo quiere tranquilidad y poder elegir por sí mismo como vivir su vida, ahora que no tiene a un loco detrás de su cabeza. Pero se dará cuenta, que el Mundo Mágico, no está listo para cambiar, que los ideales por los que muchos magos murieron no están cumpliéndose, el Ministerio está más interesado llenando sus arcas con las altas multas impuestas a las familias de Mortifagos, las restricciones a las criaturas mágicas siguen en aumento y la división mágica por estatus de sangre no parece progresar.
Pero el héroe del mundo mágico tiene otras preocupaciones, tiene secretos que guardar y no pude guardarlos para siempre.
Son secretos que comen,
Secretos que duermen,
Secretos que necesitan un nuevo lugar, porque seguirán creciendo.
Harry Potter no puede permitir que sus dos pequeños secretos vivan en un mundo donde no puedan tener una segunda oportunidad, no cuando él hizo todo lo posible por salvarlos y si para eso tiene que abandonar todo en el mundo mágico, lo hará, después de todo quién dijo que los magos son la única sociedad que se esconde.
Sin embargo los problemas lo persiguen y esta vez tienen unos adictivos ojos Dorados.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...