Natalie Ramos, es una chica tan normal como cualquier otra. Dos ojos, una nariz y una boca. Como dije, completamente ordinaria.
Con sus diecisiete años de edad ella puede asegurar que no le han ocurrido muchas cosas trascendentales. Lo más loco que le ha pasado en toda su vida fue a los catorce años cuando tuvo su primera comunión e iba con un bello vestidito blanco. Ese día Natalie tuvo su primera menstruación y digamos que su vestido se volvió blanquirrojo.
Pero más allá de varios sucesos vergonzosos, Natalie ha tenido una vida tan normal como cualquier persona.
Los libros son su adoración;los personajes literarios, su obsesión. Natalie, como amante de los relatos románticos, cree en los finales felices y sueña día y noche con tener el suyo. Sueña con ser la protagonista de una gran historia, llena de amor, acción y diversión. Dicho de otro modo, Natalie para en las nubes la mayor parte del tiempo.
Todos los escenarios posibles, habidos y por haber, Natalie ya los ha imaginado en su cabeza. Desde hacer que el chico malo más guapo del mundo se fije en ella hasta montar su propio unicornio mágico que vomite arcoíris. Lástima que ninguno de esos sueños llegue más allá de lo que son, simples sueños.
Una noche ,perdida en sus pensamientos, Natalie observa una estrella fugaz y como la chica soñadora que es, decide pedir un deseo. ¿ Qué podía perder con intentarlo, no ?. Después de ese día las cosas jamás volvieron a ser como lo eran antes.
Sin saber cómo, su deseo más anhelado se cumple y sin esperarlo su aventura extraordinaria comienza.
Pero por desgracia nadie le dijo a Natalie que quizás más tarde se iba a arrepentir de sus deseos.
Y vaya que se arrepintió.