bsisoajvsksodjd
viaje por cada instante que nos hizo reencontrarnos.
Éramos niños cuando nos conocimos, adolescentes cuando volvimos a mirarnos, y dos corazones tercos que nunca dejaron de buscarse.
Él, con su voz ronca y sonrisa de hoyuelos, llegó con pasos seguros y olor dulce, como si el destino lo hubiera guardado para mí.
Entre uniformes escolares, miradas tímidas y abrazos que parecían eternos, aprendimos que el amor verdadero no es perfecto... pero es imposible de olvidar.