lilial_Relata
Haewon nunca tuvo suerte. O al menos, eso es lo que suele pensar cuando el silencio se hace demasiado grande. Aun así, sabe que pudo haber sido peor, y esa idea -esa mínima chispa de resignada esperanza- es lo que lo mantiene en pie en medio del derrumbe lento de su mundo.
Nació como el hijo no deseado de una pareja de inmigrantes coreanos que no quería niños. Lo tuvieron. Lo entregaron. Lo dejaron en manos de otra pareja, una que al menos sí lo quería, y por eso Haewon no se queja. Podría haberse perdido para siempre, podría no haber tenido ni siquiera un nombre. Pero lo conserva: Haewon, el único recuerdo de una vida que nunca llegó a ser.
Crece con una enfermedad cardíaca, complicaciones interminables y una lista de problemas que pesa demasiado para alguien que intenta simplemente respirar. Pero, aun así, sigue adelante. Siempre adelante.
Porque lo único que desea -lo único que pide al mundo, aunque el mundo rara vez escucha- es sentarse un día, sin dolor, sin prisas, sin miedo...
y tomar un buen café.