Se movía entre las sabanas como el tabaco entre el papel fino, como el verso en el folio en blanco. Se encendía sin llegar nunca a ser ceniza, nunca se consumía aun siendo incendio...
Sería un suicidio de trapecista intentas hacer equilibrio en sus costillas, se daría un aterrizaje forzoso intentando sobrevolar su ombligo.
Tiene estrellas fugaces en las pupilas cada vez que le cantas una de sabina,tiene serpientes en las caderas cuando sale a bailar en mitad de la calle...y que calle quien diga que es mentira.
Sonríe con esos dientes de vampiro apurando el último tiro antes de morder a su presa, ríe con esa música de corazón roto convertido en cristales e hipnotiza a todos con sus andares, mi dama de bares...la musa de poetas, lleva unas piernas de verso y un beso de labios que convierte a los sabios en niños aprendiendo.