He cruzado océanos de tiempo para encontrarte, y mi corazón, aunque ya no late, arde con la certeza de que 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝘀𝗶𝗴𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝘀𝗼𝗹𝗲𝗱𝗮𝗱 𝗳𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝗰𝗮𝘀𝘁𝗶𝗴𝗼 𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹 𝗱𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗼, solo para prolongar la exquisita agonía de este reencuentro; un castigo que acepto gustoso, pues tu recuerdo es la única luz que logra penetrar esta noche eterna a la que he sido condenado.
- JoinedNovember 10, 2025
Sign up to join the largest storytelling community
or