Empecé a escribir desde muy niño, me encantaba perderme por recovecos inesperados cuando ya en el colegio nos pedían alguna redacción. Inventaba cuentos que luego adornaba con ilustraciones, se me daba bien al parecer.

Con 13 años escribí mi primera novela "Invasión alienígena" a raíz de un sueño, en el que una nave extraterrestre invadía España y el protagonista, un chaval de mi edad por aquel entonces, narraba en primera persona lo que sucedía esa mañana de colegio. Él y un grupo de amigos se hicieron fuertes, consiguieron contactar con otras personas de distintas partes del país y juntos emprendieron la reconquista, matando alienígenas a diestro y siniestro, viajando en moto y jugando a la Super Nintendo o conociendo chicas cuando tenían un hueco.

Más tarde, hacia los 17 años, escribí la segunda novela de mi historia sobre una noche de botellón en el parque de Tribunal, cuando entonces estaba abierto a todo tipo de público, y una multitud de skins entró allí queriendo repartir leña. Esa noche, un chaval se esconde en la puerta de un garaje, detrás de un cubo de basura, y mientras oye a la gente correr y demás gritos, hace memoria para recordar lo bueno y lo menos bueno de su vida hasta entonces, porque no creía poder salir de allí si no era con los pies por delante. "Tristes memorias de un gilipollas" se llamaba. Muchas otras obras se quedaron en el tintero.

Fue en plena adolescencia cuando empecé a escribir de todo, novelas sin terminar que guardo en un cajón, relatos, cuentos y poemas que, con el tiempo, empecé a colgar en un blog, que sigo usando como lugar donde deshacerme de todas las historias que se acumulan en mi sesera, y del cual he sacado cuatro ebooks y un libro físico, todos ellos de relatos, para darme a conocer en este mundillo tan complicado en el que me he colado por placer.

Firmado: Sergio Pérez Algaba, aka "Serge Buk".