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Capítulo 25: La semilla del mañana
          	
          	Quizás lo único que puedo ofrecerles es la oportunidad. La elección de cambiar. La libertad de decidir su destino. Este mundo, tan hermoso y contradictorio, aún puede renacer con un simple acto de buena fe. Mis acciones son pequeñas, mis gestos apenas ondas en el océano. Pero si esas ondas se multiplican, algún día serán marea. Y cuando eso ocurra, habré cumplido su propósito.

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Capítulo 25: La semilla del mañana
          
          Quizás lo único que puedo ofrecerles es la oportunidad. La elección de cambiar. La libertad de decidir su destino. Este mundo, tan hermoso y contradictorio, aún puede renacer con un simple acto de buena fe. Mis acciones son pequeñas, mis gestos apenas ondas en el océano. Pero si esas ondas se multiplican, algún día serán marea. Y cuando eso ocurra, habré cumplido su propósito.

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Capítulo 24: El enemigo invisible
          
          Quiero ayudar más. Quiero salvar a todos. Y, sin embargo, incluso yo no sé cómo hacerlo. Este enemigo —la indiferencia, la desigualdad, la ceguera voluntaria— es más poderoso de lo que creí. No puede destruirse con fuerza, solo transformarse con elección.

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Capítulo 23: Desde las alturas
          
          Decido volar fuera de la atmósfera. El cielo se oscurece, el aire se apaga, y la Tierra se revela ante mí en todo su esplendor. Un planeta azul, brillante, lleno de vida… lleno de humanos. Desde aquí parece perfecto, pero sé que bajo esas nubes aún hay hambre, dolor y esperanza mezcladas.

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Capítulo 21: El día del héroe cansado
          
          He terminado mi labor. Entregué millones de toneladas de alimento en un solo día. Los sistemas de distribución se activaron, las ciudades recibieron esperanza, y ahora… el silencio. Me siento cansado. No físicamente —mi cuerpo no conoce el agotamiento—, sino en algo más profundo. Quizás en el alma, si es que tengo una.

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Capítulo 20: Fuego en el cielo
          
          Mientras vuelo rumbo a otro país necesitado, un misil atraviesa las nubes hacia mí. Activo una barrera de energía caótica; el impacto me sacude, pero la comida permanece intacta. El humo se disipa. Otra vez, la humanidad responde con violencia. Después de todo, así ha avanzado desde el principio: entre guerras, fuego y contradicciones. Pero incluso entre las cenizas, sigo creyendo que vale la pena protegerlos.

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Capítulo 18: Rostros del ser humano
          
          Mi lucha me lleva a conocer todos los rostros de la humanidad: los inocentes, los agradecidos… y los violentos. Frente a mí se alza un dictador de un pequeño país. Sus soldados me apuntan con rifles, creyendo que el metal puede herir al metal. No respondo al principio. Pero cuando sus órdenes amenazan a los débiles, actúo.
          
          Me planto firme. Soy el muro que protege. No permitiré que su soberbia siga manchando la tierra. Tal vez no debí descender a su nivel… pero a veces un alma dormida necesita un buen susto para despertar.

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Capítulo 17: Luz en la mente
          
          Los valores humanos son las verdaderas armas contra la oscuridad. Por eso, decido fomentar la libertad del aprendizaje. Con el apoyo de los Laboratorios de Energía Caótica y de los Laboratorios Escarlata, impulso una nueva red de conocimiento abierto. Escuelas. Centros de investigación. Acceso libre a la educación. Si las personas entienden, si piensan, entonces podrán cambiar. La esperanza solo puede confiarse a los mismos humanos.

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Capítulo 16: El dilema del ideal
          
          Tal vez imponer mis ideales no sea lo correcto. No puedo incitar a la humanidad a rebelarse contra sus gobiernos. Sería ilógico. Pero tampoco puedo abandonarlos a la ignorancia. Debo hacer algo. Y la respuesta es tan simple como esencial: ayudar.