Adam es drogadicto. Y Thomas es su novio, el cual trata de que él salga de ese poso.
Pero...
¿El amor le gana a la adicción?
#♡ Advertencia: Temas delicados; drogas, violencia, violaciones y sexo. Si no toleras estos temas por favor no lo leas.
#♡...
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Adam había cambiado, o eso aparentaba.
Se había quedado con él cada noche, le preparaba la comida, lo ayudaba a ir al baño e incluso hicieron el amor.
Thomas estaba feliz de nuevo.
Hasta que ellos aparecieron...
Adam había salido a comprar gaseosa para poder comer juntos, al rato la puerta comenzó a ser tocada. Thomas supuso que su novio había olvidado las llaves, se levanto con cuidado y con ayuda de una muleta fue dando saltos hasta la puerta. Y la abrió, sin ver quien era primero.
Grave error.
—¿Te olvidaste la llave? –se quedó helado al ver a dos hombres vestidos completamente de negro frente a él. Quiso cerrar la puerta pero estos fueron más rápidos en entrar. —¡No! ¡Suéltenme! ¡Ayuda!
Esos hombres le taparon la boca y lo acorralaron en la puerta, apuntándole con un arma en la cabeza, Thomas ahogó un grito comenzando a llorar.
—Si gritas te disparo ¿me escuchaste? –Thomas asintió asustado. El hombre saco su mano de su boca.
—¿Dónde esta Cavanough? –preguntó el otro, haciendo presión con el arma en la cabeza de Thomas, este ahogó otro grito.
—N-no sé, se fue. ¿Quienes son ustedes? ¿Para que lo buscan? –Uno de los hombres volvió a taparle la boca a Thomas.
—Dile a la rata esa que si no paga antes del viernes vendremos y le volaremos la cabeza, de paso a ti también. ¿Escuchaste, lindo?
Thomas hizo un sonido de afirmación y fue dejado bruscamente en el suelo de su sala. Los hombres no perdieron tiempo y destrozaron la sala de estar.
Adam iba subiendo las escaleras cansado, sin duda sus pulmones no daban tanto como para subir 5 pisos. Cuando se iba acercando a la puerta de su departamento, observo que este estaba abierto, asustado se adentro corriendo. Quedó perplejo al ver todo.
Thomas estaba en el suelo llorando, la sala estaba destrozada, tiró lo que tenía en manos y se acercó a ayudarlo.
—¿Amor? ¿Qué sucedió? –tomó entre sus manos la carita llorosa de su novio.
—V-vinieron unos hombres... y-y m-me ata-atacaron –su voz se quebró y sollozo más fuerte —m-me pusieron una pistola en la cabeza, Adam.
Adam palideció.
—¡¿Te lastimaron?! –pregunto histérico inspeccionando el cuerpo del mayor, el cual negaba llorando.
—N-no... solo dijeron que, que si no pagabas antes del viernes iban a- a matarnos. ¿¡Adam en qué mierda estás metido!?
Adam solo guardó silencio sintiéndose culpable.
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