Uniformes

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 Cuando alguien llama a la puerta, ya sabe quien es, incluso antes de preguntar. Mira el calendario sobre su mesa y piensa que ya se ha escaqueado todo lo posible y que su amiga no tiene más paciencia, así que cuenta mentalmente hasta diez y abre la puerta.

Hermione le espera con una sonrisa comprometida, sabiendo que su amigo no es dado a este tipo de cosas, pero que ella no tiene más remedio, como asistente personal del Ministro de Magia, que obligarle a hacerlas.

—Bueno —suspira resignado—, ¿qué tengo que hacer hoy? ¿ensayo?

—Tienes que hacerte la foto con el uniforme de gala antes de la ceremonia. Tampoco es para tanto —añade al ver la cara de Harry—, te lo pones, posas un poco ante la prensa y ya está. Ni siquiera sé si te van a hacer preguntas.

—Aun ni me lo he probado. Ni siquiera sé si me va a estar bien —se excusa.

Maldita sea, si llega a saber que se iba a armar todo ese revuelo por suceder a Robards como Jefe de Aurores lo habría rechazado. Y aún le queda la cena y el baile donde tomará posesión del cargo.

Se dirige al lugar dónde atenderá a los periodistas y entra por la puerta de atrás a una sala anexa dónde se preparará y además, sabe inequívocamente, que el jefe del gabinete de prensa del ministerio le está esperando.

—Malfoy —le saluda con un movimiento de cabeza.

—Llegas tarde —le saluda este—, tienes el uniforme detrás del biombo —le indica sin siquiera levantar sus ojos de la carpeta que tiene en las manos.

Es una sala grande, como un despacho, con las paredes revestidas de una madera oscura. Hay una mesa enorme donde Malfoy tiene puestas un par de bandas y espera que no tenga que ponerse ninguna.

Cuando llega detrás del biombo y ve el uniforme se queda impresionado. Ha visto a Robards llevarlo alguna vez, pero este es diferente, le han añadido algunas cosas y un par de medallas, que no tiene ni idea de que son, cuelgan de la pechera. La chaqueta es de un azul marino intenso, las charreteras son doradas y rojas al igual que los remates de las mangas. El cuello duro sin solapas también tiene los bordes rojos. La chaqueta, por delante le llega justo a la cintura aunque cae mucho más por atrás. Y los pantalones, blancos, tiene la sensación que le van a quedar algo apretados. Las botas, clasicas, negras altas hasta las rodillas. Se va a sentir disfrazado.

—Oye —llama al rubio quien asoma la cabeza—, ¿para qué son estas? —pregunta señalando un par de insignias que no reconoce.

—Una es tu orden de Merlín primera clase —le aclara como si fuese un experto en el tema—, y la otra es una distinción por servicios especiales al mundo mágico, por derrotar a Voldemort. Las demás —dice señalando las otras de las que Harry si que tiene más idea, pues las ha ganado durante sus años en el cuerpo—, son las distinciones por ir escalando en el cuerpo de aurores y esta de aquí —ahora apunta a una dorada, redonda rematada en picos—, es la de Jefe de Aurores.

—Igual deberías ser tú quien llevase este uniforme, me voy a sentir tan fuera de lugar... —dice más para sí mismo—, al menos tú sabrías qué es lo que estás llevando.

—Vamos, Potter, no seas tan dramático, llevas muchos años en el cuerpo. Es solo un trámite, date prisa, los reporteros estarán aquí en una media hora.

Harry pone todo su empeño en vestirse. Los pantalones, el cinturón y las botas no le han supuesto ningún problema. Pero la parte de arriba es otra cuestión. ¿Que va primero? la camiseta, la banda y luego la camisa. No la camisa primero y luego la banda esa, azul. Vale. No puede sacarse la camisa ahora. Necesita ayuda.

Draco, como si su paciencia estuviese apunto de acabarse, se vuelve a acercar al biombo al oír la llamada de socorro del próximo Jefe de Aurores. "¿Y se supone que la seguridad del mundo mágico está en sus manos?"

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