Los demonios no envejecen. No necesitamos dinero para comer. No nos enfermamos. No morimos. No perdemos nada. ¡Y los demonios fuertes y hermosos pueden hacer cualquier cosa!.
En más de cien años hice lo que se me diera en gana; nunca tuve miedo de envejecer y perder mi belleza, porque los demonios no envejecen, nunca necesite gastar dinero y vivir de lujos, porque los demonios no necesitan lujos, nunca le tuve miedo en contraer una enfermedad, porque los demonios no nos enfermamos, nunca tuve miedo en ser asesinada, envenenada, apuñalada o torturada, porque los demonios somos fuertes e invencibles.
Junto a mi hermano tuve una vida perfecta, sin preocupaciones, sin problemas, todo lo tomaba sin remordimiento, sin piedad. Mi vida fue fácil en el distrito rojo, la belleza, lo que es todo para una mujer nunca fue un problema para mí.
Devore a incontables personas, en su mayoría mujeres bellas y hermosas, debo nutrirme bien para ser más hermosa. Es asi como elimine a mis rivales como cucarachas y los deje sin nada como las viles ¡ratas! Que son ¡todos!.
Pero quería más, quería ser más fuerte, más bella, más deseable, mucho más. Cuando llegaron los cazadores de demonios, me divertía ver como ponían resistencia a su misera existencia; ver su agonía, su desesperación, era tan divertido, pero despues aparecieron los pilares, siete pilares muertos por mi mano y donde llegue a ser una luna superior junto a mi hermano compartiendo el mismo puesto.
Mi querido hermano es el ser más genial que conozco, lo quiero mucho, mi única familia, mi única sangre, no tuve a nadie más y mucho menos si recuerdo teniendo una madre o un padre, pero que importa, mi querido hermano lo es todo para mí, estuvimos juntos por mucho, mucho tiempo. Lo tenía todo, fuerza, belleza y poder, sin embargo, todo cambio cuando llegamos a la era taisho.
Ya no era la misma, ya no tenía ganas de comer personas, ya no tenía ganas de matar sea por diversión o por aburrimiento, no sabia que estaba pasando conmigo, no lo entendía; cada vez era más impulsiva y violenta con todos, incluido mi hermano, me sentía sola, sentía tristeza, sentía dolor, no sé porque soy asi, no lo sé, me sentía, incompleta.
Mi hermano intento hablar conmigo, ayudarme, pero, ¡no necesitaba su ayuda!, necesitaba algo más, sin importar lo que sea, lo necesitaba, algo que, que me ayudara de verdad, esta vida inmortal es, ¡aburrida!.
Aburrida, ¡soy aburrida!, cada vez que escucho esa palabra pierdo el control y no me contengo para nada, esa palabra me molesta mucho. Tengo una vida perfecta, una vida fácil junto a mi hermano, pero aun asi ¿qué me falta?. Esto es absurdo, esto es molesto, es insoportable, es ridículo, ¿qué me falta? ¿QUE ME FALTA?, ¡¿QUE ME FALTA?!. Sea lo que sea, lo necesito, lo necesito ¡AHORA!. Por favor, lo necesito.
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