Parte 1 Un amor con sabor a ponche.

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Seguía sin entender como ocurrió todo, Ran se negaba a dirigirle la palabra ¿no había estado todos esos años enamorada de él? ¿Acaso eso era todo? ¡A la mierda con todo! Ahora que por fin había recuperado una pequeña normalidad en su vida, nuevamente lo debía dejar todo por esconderse de aquellos hombres de negro. Vagó por su casa vacía, el doctor Agasa había insistido en que pasara las navidades con él y los chicos, pero debía aceptar que su vida como Conan Edogawa llegaba a su fin. No podía ser Conan, no podía ser Shinichi ¿Qué le quedaba ahora?

Encontró un ponche de frutas que habían enviado de regalo a sus padres y sin dudarlo se bebió el dulce contenido esperando así encontrar una respuesta a sus problemas: Sherlock tenía la droga, él tenía el alcohol. Feliz navidad para él.

Sus sentidos se adormecieron rápidamente, preludio de la inminente borrachera, pero aun con la habilidad motriz de responder su teléfono al escuchar la llamada entrante.


- ¿Ran? –preguntó sin esperanzas.

- ¿Kudo? –la voz en la otra línea le parecía familiar.

- No... Ran... –trató de articular –perdón.

- Hey... ¿estás bien? –preguntaba la voz –Kudo, soy yo, Hattori.

- ¿Hattori? –aquel nombre pareció hacer eco en su memoria –hola Watson –se burló.

- Parece que algo tienes... estoy afuera de tu casa, el doctor Agasa me llamó, dijo que algo había pasado y que no te contactara hasta llegar.

- Agasa... ese soplón –el alcohol hacía estragos con su cabeza –espera... ¿estás a fuera de mi casa?

- Si, abre la puerta que me estoy helando –y colgó.


Maldijo al teléfono por la repentina llamada y tambaleando se acercó hasta la puerta, en efecto, el detective del oeste estaba frente a su casa. Tomó las llaves y como pudo las arrojó lastimeramente sin llegar a su objetivo.


- Tio, estás peor de lo que imaginé –se burló Hattori.

- Ya vete, no estoy de ánimos.

- ¡¿vas a dejarme en el frio decembrino?! –exclamó con falsa sorpresa –no importa, antes cogí la copia de llaves que Agasa tiene de tu casa ¿realmente creíste que llamaría sin un plan?

- Haz lo que quieres –se rindió el joven entrando nuevamente en su hogar.

- ¡gracias! –sonrió abriendo la puerta y cerrándola tras de sí.


El interior de la casa se veía ordenado, pero al mismo tiempo abandonado, Shinichi estaba derrotado en el sofá, no hacía falta ser el mejor detective (aunque Kudo se lo negara) para darse cuenta que el muchacho estaba completamente borracho y perdiendo gradualmente sus sentidos.


- Hey ¿Qué es aquello tan importante que Agasa no pudo decirme? –preguntó Hattori obligándolo a permanecer consciente.

- Descubrieron que soy Conan –murmuró desanimado –no puedo seguir usando esa identidad, ni la de Shinichi Kudo.

- ¿Qué? –en su mente, ningún rumbo de acontecimientos llegaba a esa dirección –debe haber algo...

- Ya es tarde –sentenció, mis padres harán los preparativos para mi funeral, la identidad de Conan también desaparecerá.

- ¡¿Acaso eres un cobarde?! ¿Vas a dejar de pelear? –no eran aquellas palabras exactamente las que quería decir, pero no encontraba la forma de pronunciarlas.

Amor con sabor a ponche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora