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Tuve tantos momentos felices
Que olvido lo triste que fue

Horacio despertó con un mareo terrible, esta vez no podría ser por el alcohol, al abrir los ojos noto que no estaba en su habitación, era un techo blanco y frio, la entrada natural de el sol hacia un poco más cálida aquella horrible habitación, el olor a desinfectante le hacia saber que estaba en un hospital, entro una enfermera junto con un grupo de personas conocidas, entre ellos, Gustavo, Segismundo, Rogelio, conway, greco y el gringo.
Horacio sonreía forzadamente mirando a todos
-bueno caballero, necesito hacerle unas preguntas, caballeros ustedes todavía no pueden estar con el paciente-
Todos salieron y la doctora comenzó a hacerle una preguntas
-bueno caballero, ¿ha tenido dolores de cabeza ultimamente?-
-la verdad todos los días despierto con dolores de cabeza y mareos-
La doctora apuntaba todo en una libreta
-¿perdida de apetito?-
-un poco-
-¿fiebre?-
-de vez en cuando-
-¿y le han dolido las articulaciones?-
-un poco-
La doctora anoto todo en si libreta y le tomo la temperatura teniendo 39 grados, la enfermera se dirigió hacia la puerta y salió, dejando a los amigos de este entrar.
-Horacio perraco me diste un puto infarto- decía Gustavo.
Todos llevaban tiempo charlando cuando entro un doctor bastante guapo obligando a los chicos a salir nuevamente
-bueno caballero necesito hacerle unos exámenes físicos-
-esta bien-
El medico comenzó a palpar su estomago haciendo que la enfermera que entro anotara todo en una libreta, siguió tocando el cuello de el chico sintiendo unos bultos, y después observó la piel de el chico que estaba extrañamente palida.
-bueno señor Horacio en una semana le daré hora para hacerle un exámenes de sangre-
Horacio asintió viendo como los dos doctores salían de su habitación.

Horacio había sido dado de alta se dirigió hacia su casa para descansar, en estos días Horacio se sentía horriblemente agotado.

Ya llego la semana de el examen de sangre, Horacio se sentía extrañamente tranquilo, seguramente era por rutina, fue a el horspital donde lo atendió la ultima persona con quien quería tener contacto el chico.
-buenas caballero, sientese-
La chica había comenzado a buscar la vena de el chico viendo sus brazos con vendajes, finalmente encontró la vena, introdujo la aguja en su piel, extrayendo el liquido rojo que tanto odiaba el chico, puso una curita rosada en donde había introducido  la aguja
-bueno señor Pérez, los examenes estarán listos en dos dias-
-g..gracias-
El chico se levanto dirigiéndose hacia la salida de allí, sintiendo como si su cuerpo pesara una tonelada se desplomó en el suelo, en ese mismo momento perdió el conocimiento

Darte de mi alma
Lo que tu echaste a perder

De nuevo había despertado en la misma habitación de hospital, odiaba todo eso, el sonido de la puerta abrirse interrumpió los pensamientos de el chico
-se tendrá que quedar aquí en observación hasta que sus exámenes estén listos, es para evitar cualquier inconveniente, le avisamos a sus familiares, estarán aquí en unos pocos minutos-
La enfermera salió dejando solo a Horacio, este comenzó a ver la piel de sus brazos, estaban pálidos y sin color, habían perdido el hermosos toque canela que los habían hermoso.
Llego conway primero a ver a el chico
-joder Horacio estas echo mierda-
-callese viejo pesao-
Bromeaban entre ellos cuando llego Gustavo
-mi niñooo que coño te ocurre- salto a abrazarlo dandole bonitos y suaves cariños y el ultimo volkov
-esta muy mal Horacio-
Horacio no respondió solo miro a este
-caballeros, deben retirarse, necesitamos curar a el paciente-
-¿curarlo de que?-
-los cortes en sus brazos-
Todos voltearon hacia el chico, y salieron esperando una explicacion.

Yo no quería amarte
Tu me enseñaste a odiarte

Llevaba dos días en ese horrible hospital esperando los resultados de sus exámenes, entro una enfermera junto con un doctor con unas libretas

-señor Horacio-


ᔑᗩᎢᑌᖇᑎᝪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora