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Su mañana había empezado mal, y Ray no exageraba, de verdad que no es el tipo de personas que crean un lío vulgar con solo un diminuto problema. No, pero algo muy extraño en él le decía que ese no sería un día bueno.
Primero lo supo cuando una notificación le llegó a su celular, notificación que no ignoró como lo haría de costumbre y que le informaba que su banda favorita no había ganado el premio por el que tanto se habían esforzado. Aquello le amargó, le amargó demasiado, pero Ray es un adulto de casi 27 años el cual estaba a unos minutos de salir a su trabajo. No podía dejar que aquello le afecte.
Pero le afectó al saber quién le había ganado a su banda favorita, y Ray jura casi romper su propio celular si no se hubiese obligado a recordar cuánto era su costo y que su situación económica no era la más holgada.
Todo empeora para él cuando no encuentra café, estúpidamente se le olvidó que se había acabado, y el azabache no sabe qué hacer sin su café de todas las mañanas, era una costumbre que tenía por años y ahora todo se había arruinado. Pero él respira, se traga todo su fastidio, estrés y pesar porque ya no tenía tiempo, así que se dirige a la estación del tren, donde decide revisar sus apuntes para dar su clase sin problema alguno, todo siempre ordenado y bien organizado en su maleta.
Al abrirla, puede notar cómo su agenda se encontraba impecablemente rayada por colores. Muy bonitos, por cierto, lástima que no combine muy bien con los colores oscuros que ahora emana su furioso cuerpo.
Ray jura también que regañará a su lindo hermano Chris cuando llegue a casa. Sí, está bien que lo quiera y todo, pero su espacio personal como trabajo son sagrados. Ni siquiera su madre se había atrevido a tocarlos.
Y eso dice mucho.
Pero bueno, uno dirá que aquellos problemas que se han presentado son solo detalles, que no hay motivo para que estos arruinen todo un día, pero al llegar al colegio donde trabaja, ve la carita burlona de Don. Allí es donde Ray cree que la vida lo odia, y que hay alguien arriba que se divierte con su dolor.
Don es un colega que muchas veces lo saca de quicio, por eso mismo (y por el bien del mismo moreno, también) Ray quiere pasar sin prestarle atención, pero el menor con seguridad le sigue el paso y coloca su brazo sobre sus hombros.
El azabache respira, inhala y exhala para no gritar ni causar un alboroto, su reputación de profesor respetado y amargado se caería por los suelos si alguno de sus alumnos lo veía así.
-¡Hey, hola RayRay!- saluda animado el morocho, apretando un poco más el agarre disque amistoso que tiene.
-No me llames así.- pronuncia Ray sin ocultar su desagrado, en realidad, quiere hacerlo notar para que nadie se le acerque durante todo el día.
-¿Cómo estás? ¿ya sabes la nueva buena?- ignora Don, quien parece sonreír aún más.
-Quita tu brazo antes de que te lo arranque.- Ray no es de tener mucha paciencia que digamos, no en esos momentos, lo ha intentado pero admite que Don lo merece porque... No sabe el por qué, ok, solo que incluso si se le acerca el director, Ray jura que podría hacerle una llave para que no lo moleste. Y si es posible, le suba el poco sueldo que gana como profesor.
-Uh, es una mala forma de responder, me compadezco de los alumnos que se enfrentarán a tu malhumor este día.
-Ajá.
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❦Voy a ayudarte❦NorEmma❦
FanfictionRay no es un profesor metiche... pero si de esos dos se trata, haría hasta lo imposible. ∘❀∘❀∘❀∘ »Historia NorEmma. »Actualizaciones lentas. »Adaptación de una historia de mi otra cuenta. »Universo escolar. »Estos personajes no me pertenecen, crédit...