La Gran Apertura

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— Te beneficiaria mucho comprar una casa como esta ¿sabes? Es muy cómoda, la iluminación es buena, los cuartos son agradables, y lo mejor es que está ubicada en una zona muy reconocida en la ciudad; el precio es muy razonable también.

— ¿Tú qué dices, cariño? ¿Te gusta? — El rubio miró primero al rededor y luego asintió sonriendo hacia su esposo; de manera fugaz su mirada fue al hombre de cabello negro y traje elegante, aquellos ojos lo hicieron casi tambalear.

— S-sí... Es-es perfecta.

— Entonces la tomamos, amigo mío. Es fantástica. — dijo el hombre de cabello castaño muy sonriente y convencido de que a su esposo le gustaría algo igual.

— Tomaste la mejor decisión. — El alto de cabello negro miró en dirección al hombre rubio y sonrió enfocando enseguida al otro que miraba con ilusión el lugar. — Permiteme traer los papeles.

◇◇◇

Hoseok rodeo con sus brazos el cuello del alto hombre, mientras él seguía embistiendo contra su cuerpo con una fiereza que le robaba el aire; sintiendo una enorme ola de placer apoderarse de su cuerpo se aferró a su espalda, hundió sus dedos en la piel y un profundo gemido se escapó de sus labios mientras enarcaba su espalda.

Sus fuertes piernas fueron consentidas por las huesudas manos y un gemido de su parte cerca al oído retumbó en su mente como una enorme ola que rompía toda su cordura, además del choque de pieles que llenaba la habitación matrimonial e intensificaba cada sensación; Hoseok nunca esperó sentir cómo sentía en ese momento y menos perder la cabeza como la perdía cuando estaba con él.

Abriendo los ojos de manera fugaz lo vio levantar la cabeza, tenía los labios gruesos entreabiertos y sus ojos oscuros lo miraron con una intensidad única. Mordiéndose el labio inferior él comenzó a mover sus caderas tan lentamente, tan profundo, que Hoseok perdió toda conciencia y de nuevo cerró los ojos ante la sensación vertiginosa y embriagante de tenerlo sobre él penetrandolo de la manera en que le gustaba.

El fuerte clamor de sentirlo retumbó entre las paredes, la firmeza con la que él sostenía su pierna que se encontraba pegada a su delgada cintura y el jadeo luego de sentir como salía de su interior; tomando aire rápidamente se preparó para recibirlo de nuevo y hundió la cabeza en la almohada en el momento en que no tardó en deslizarse y hacerlo gemir de nuevo sin ninguna vergüenza.

— No sabes como me encanta cogerte, Hoseok...

Y sus palabras despertaron un atisbo de consciencia.

◇◇◇

— ¿Qué opinas de este mueble? Se vería bien en la sala ¿No crees? — Hoseok dejó de ver hacia la nada y enfocó al hombre de cabello castaño que revisaba con minucia un sillón mediano y gris que no le gustaba para nada.

— Está bonito. — Dijo lanzando una sonrisa moderada y su esposo lucio feliz por ello.

— Sé que te va a encantar la manera en cómo tengo pensado decorar la sala de estar, se verá realmente bien con el sillón. Lo pondré cerca al ventanal que da al patio ¿qué opinas? — Hoseok asintió y sonrió de nuevo. En un impulso de alegría el castaño se acercó al rubio con una nueva gran sonrisa y buscando sus labios intentó besarlo, pero a Hoseok aquello le avergonzaba mucho más  que cualquier cosa.

— ¡No, aquí no! — Rehuyó apartando el rostro y respiró errático mirando a todos lados por si algún vendedor o cliente de la tienda estuviera viendo; no se sentía bien con las muestras de afecto públicas, pero más que eso era... Era algo más de lo que a penas comenzaba a ser consciente.

X [2WON/HyungWonho] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora