#7

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-¿Que le paso? -me senté en el sofá que estaba frente a su cama.

-Cuando supo que vendrían por el, rompió el espejo que estaba ahí -señalo frente a mí, justo en el suelo había una enorme mancha de sangre -Se corto las muñecas con los trozos de vidrio en un intento de suicidio.

-Si que tiene agallas... Primero saltó por la ventana y ahora esto... No me extrañaría que me quitará el arma y se pegará un tiro.

-El solo quiere vivir... -sabia que Joohyuk definitivamente no aprobaba lo que hacíamos pero no tenía de otro que trabajar para nosotros y no era porque estaba amenazado era solo que no tenía nada más por lo que luchar, cuando su esposa murió hace un año, le rogué para que trabajará para mí... Todos en su antiguo trabajo piensa que se suicidó en algún lugar.

-Se perfectamente como se siente...-me abrace.

-¿Cómo has estado? ¿Has está durmiendo mejor?

-No suelo dormir...

-Ahora entiendo el porqué te sientes tan débil últimamente.

-Ultimamente cada que cierro los ojos los recuerdos de aquellos años aparecen y despierto destrozada...

-Deberias ir con un psicólogo...

-No puedo hacer algo como eso, solo es una etapa pronto la superaré -volvi a mirar a Felix.

Parecía un maniquí, a veces me sorprendía la belleza de algunos chicos que traíamos y el sin duda era de esos chicos.

Su perfil era perfecto, si lo hubiera conocido en una ocasión diferente sin duda me hubiera enamorado perdidamente de él solo por su rostro.

-Ire a descansar un poco, intentaré dormir lo que pueda porque desgraciadamente lo necesito -me levanté de mi asiento y mire por una uktima vez a Felix.

Salí de la habitación, Seungmin me esperaba ahí.

-¡LO SIENTO! -se arrodilló frente a mí y con sus manos me tomó de los tobillos quedando literalmente a mis pies.

-¿Que haces? -me sentía cansada y su actitud me desconcertaba.

-¡CASI LO DEJO MORIR! ¡SOY UN ESTÚPIDO! -Aaa ya entiendo.

-Levantate... -Seungmin me miró y luego lentamente comenzó a levantarse -Aun que hubiera estado yo el habría hecho eso, así que tranquilízate, comencé a caminar a mi habitación, la cual estaba en el último piso de esta inmensa mansión, no solía usarla ya que la mayoría de el tiempo dormía en el estudio.

Subí todas aquellas escaleras mientras maldecia a mi yo del pasado por elegir exactamente esa habitación, cuando llegue, abrí la puerta y me deje caer en la cama boca acabo, me sentía demasiado mal, me sentía cansada y aterrada por dormir.
Mi cuerpo inmediatamente que sintió el suave colchón poco a poco comenzó a relajarse, sin yo quererlo a pesar de que inconscientemente luche por no quedarme dormida, a pesar de toda esa lucha me quedé profundamente dormida.

Ese día no tuve ningún sueño que me molestará al contrario tuve uno en el que me sentía tranquila, fue el primer sueño en el que los colores eran pasteles y no neones, era el primero en el que podía respirar con facilidad y en el cual me sentía tan feliz que al despertar extrañe esa sensación, lo más extraño es que en el estaba Felix, me sonreía, era como el sol, me irradiaba luz y mucha calidez, tanto que quemaba.

(...)

Mi estamogo dolía, dolía tanto que no sabía si tenía hambre o si alguien me había apuñalado, abrí los ojos de golpe porque tarde en reaccionar, tarde en darme cuenta de que no había muerto.

Estaba en esa habitación, esa habitación que tanto odie, tenía un catéter en mi mano derecha y Vi a él doctor frente a mí.

—Wow, despertaste antes de lo que creí —me miró con una sonrisa, quizá intentando tranquilizarme —¿Cómo te sientes?

—Tengo hambre —Mi voz apenas y salió de mi garganta incluso creo que no fue más que un susurró.

—Ire por algo de comer, por favor no hagas nada que atente contra tu vida mientras no estoy... —me miró no muy convencido de dejarme solo y se fue.

La idea de volver a intentar suicidarme inundó mis pensamientos pero me sentía tan débil que ni siquiera podía mover mis brazos.
Tenía demasiada sed, había una botella de agua a mi lado.
Intenté levantar mi brazo pero era casi imposible, me sentía demasiado débil, volví a intentar tomar la botella pero solo mis dedos la tocaron y cayó al suelo.

—Mierda... —suspire y me arrastre a la orilla de la cama para intentar tomarla.

Escuché la puerta abrirse, después las pisadas de guíen que llevaba sin duda tacones muy altos, mire hacia aquellos zapatos, eran negros con detalles rojos.

No pude levantar la cabeza o más bien no quería hacerlo, una mano blanca y delicada tomo la botella, pude escuchar como la ponía sobre la mesita de noche, después sentí sus manos en mis hombros y me hizo acomodarme en la cama, ví su rostro lo demasiado cerca como para ver qué era perfecta, no había ninguna imperfección, ningún lunar, ninguna peca, sus poros ni siquiera estaban abiertos.

Se sentó a mi lado, abrió la botella y la puso en mis labios, puso sus dedos en mi barbilla, la inclinó para que comenzará a beber, no sabía exactamente por mi corazón comenzó a acelerarse de tal forma, sentía que en cualquier momento saldría de mi pecho.

—¿Quieres más? —negue y ella retiro la botella de mis labios —en unos días te irás... debes estar sano para entonces —me sonrió y acarició mi cabello.

¿Que le pasaba? ¿Porque me trataba de esta forma? ¿Planeaba algo? Era lo que más deseaba que planeada algo y me asesinara o me dejara ir, pero nada de eso ocurriría.
Nunca lograría enamorarla en tan poco tiempo.

—¿Estás pensando en cómo matarte la próxima vez? —esta vez acarició el puente de mi nariz y después mis labios.
Quizá podía usar una última cosa.

Me sentía algo mareado pero aún así use todas las fuerzas que me quedaban y me acerqué bruscamente, la tomé de la nuca y junte nuestros labios, ella me empujó bruscamente haciendo que me golpeara en la cabecera. Me miraba con demasiado enojo, quizá esto serviría para morir.

Human (Lee Felix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora