Dulce Regalo

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Aclaración: Boku no Hero Academia no me pertenece, es de su creador "Kohei Horikoshi". Solo me encargo de crear la historia de mi fanfic sin lucros de su magistral obra.

"Dulce Regalo"

La nieve caía en abundancia en todo Japón y el clima frío se hacía presente en cada día con más fuerza. La Navidad se había acabado apenas hace dos días donde se daba los regalos a tus conocidos y familiares, siendo lo más común en estas fechas festivas, pero en la academia U.A. todo parecía indicar que la celebración no acababa aún.

Toda la clase 1-A se reunió para acercarse a una persona muy particular, debido a que hoy era el ansiado cumpleaños de Ochako Uraraka, aunque hubo uno del grupo que no se encontraba con los demás.

Katsuki quien se mantenía en su asiento y con la cabeza bajo su pupitre, desde la mañana no podía soportar escuchar cada comentario de sus molestos y ruidosos compañeros. Su poca paciencia lo iba a hacer estallar en cualquier momento. Esas estupideces como las felicitaciones por alguien que cumple años siempre detesto oírlos, no solo cuando estuvo en su puta vida escolar, ahora tenía que soportarlo otros dos años más.

Todavía no entendía el motivo de la celebración por la cara redonda. Apenas ella mejoró un poco sus habilidades tanto en los combates físicos como el uso de su quirk en estos últimos meses, ni siquiera pudo lograr algo digno y heroico para tener esas felicitaciones honorables. Además, odia tener que sentir ese ambiente tan meloso y rosa.

—¡Pueden callarse de una maldita vez! —les gritó a todo pulmón, su paciencia colapsó.

Todos los presentes se callaron enseguida, no por la amenaza del chico explosivo, sino por la llegada reciente de Aizawa-sensei, quien mencionó que regresaran a sus asientos.

La expresión de Katsuki empezó a relajarse poco a poco hasta desaparecer esas pequeñas venitas que formaban en su rostro, por lo menos tendría momentos de paz de lo que dure las clases. Pero lo que no sabía era que sus verdaderos problemas apenas comenzaban.

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—Bro, ya sabes que regalarle a Uraraka —dijo un animado Kirishima, que acompañaba a su amigo rubio hasta la cafetería luego de finalizar las clases.

—¡Ah! Acaso me interesa una mierda el qué regalarle a la cara redonda —fue su respuesta amable, colocando sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Oh, vamos. Todos nosotros tenemos pensado hacerle una pequeña fiesta hoy cuando nos reunamos en los dormitorios —siguió convenciéndolo, a pesar que sabía bien de las consecuencias de alterar la tranquilidad de Katsuki.

—Y a mí que me importa —fue su respuesta decisiva—. Prefiero usar mi tiempo libre entrenando para volverme el héroe número 1.

Kirishima prefirió no continuar insistiendo, después de todo no conseguiría convencer al cabeza dura que tenía como mejor amigo, al menos lo había intentado.

A las siguientes horas fueron un verdadero tormento para Bakugo. Las constantes risas de eso bastardos no paraban nunca, oyéndose cada estupidez de forma repetida, junto con la molesta y chillona voz de la chica gravedad.

De pronto se oyó la campana en todo el instituto, a lo cual Katsuki recogió sus cosas para marcharse enseguida de ahí, pasando tranquilamente por los extensos pasillos. Lo que nunca se esperó fue ver a esa persona indeseada siguiéndole el paso como si fuera un cachorro necesitado por su dueño.

—¡Kacchan!

Se volteó con suma molestia para mirar a un nervioso Deku, quien venía acompañado de Iida, Kaminari y Mineta. No comprendió el motivo de su llamado, no obstante, supo por mera intuición que debió ser algo que no le importaba en lo más mínimo.

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