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Nathaniel llevaba una vida muy tranquila en comparación a lo que sus años anteriores habían sido, trabajaba para el departamento de policía como subinspector, vivía en un piso cercano al centro en una zona linda con vista a un parque donde solo tenía la compañía de su gata de diez años. Se llevaba bien con su hermana, no sabía más de sus padres que algún saludo en navidad o su cumpleaños y tenía un círculo muy pequeño de amigos en el que había logrado reincorporarse.

Sin mencionar al lindo y cariñoso hombre con quien tenía una relación privada.

Su vida era buena ante sus ojos y no pensaba que necesitara cambio alguno. Sentía que no merecía tanta estabilidad ni tranquilidad, pero trabajaba cada día para ser mejor y ganarse todo lo que tenía, logrando quitar un poco de la culpa con la que cargaba siempre.

Sonrie tomando sus llaves para despedirse de su mascota con un "Te veo en la noche, Blanca." Y sale de su departamento.

Camina a su estacionamiento y una cabellera pelirroja lo hace detenerse.

Castiel era alguien que en su vida había tenido muchos roles: rival, enemigo, extraño, compañero, casi amigo. Con el último se quedó.

Gracias a Sucrette, quien tenía una relación de años con el pelirrojo, Nathaniel había convivido más con él y terminado por ya considerarlo casi como un amigo. Se llevaban bien cada que se encontraban e incluso hacían planes sin la chica si también incluían a Hyun o Alexy, aunque aún eso pasaba muy de vez en cuando. Su trato aún se basaba en peleas tontas y bromas pesadas, pero ya no tenían mala intenciones, solo era costumbre.

— Buenos días. — Sonrie acercándose. Ya tenía un buen rato que no se veían.

Castiel se gira rápidamente al escucharlo y corre a él para tomarle del cuello de su abrigo y azotarlo contra un auto.

— ¡Maldito imbécil! — Escupe con enojo.

Nathaniel analiza que está pasando y por un momento tiene un regreso a la preparatoria dónde sus peleas con el pelirrojo eran cotidianas.

Niega extrañado y una sonrisa nerviosa sale de él.

— ¿Estás borracho?

— ¡Mierda contigo!

— Lo estás.

— ¡Claro que no lo estoy, solo he descubierto lo malo que eres!

De nuevo niega sin entender nada, sintiendo preocupación y culpa por esas simples palabras.

Castiel no solo se veía enojado, sus ojos inflamados y cristalinos dejaban claro que lloró durante mucho tiempo.

— Castiel... — Coloca sus manos sobre las de él y suspira. — ¿Que hice para ser un idiota, según tú? — Se mantiene tranquilo.

— ¿Seguirás actuando como si no lo supieras? — Reclama.

— ¡Es que no lo sé! — Explica. — No he hecho nada en contra tuyo.

— ¡¿Cómo puedes decir eso?!

— ¡Es la verdad! — Aprieta su agarre y logra zafarse de un jalón. — Explícame o déjame ir que llegaré tarde al trabajo.

— ¿En serio no lo sabes? — Baja ligeramente su enojo.

Él rubio niega.

— No sé nada de lo que está pasando ahora.

Castiel suspira con cansancio.

— No lo sabes... Tú... Arruinaste mi vida.

— ¿Qué? Castiel no te enti...

En El Amor. (Castiel X Nathaniel CDM) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora