Maldita Lisiada

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Disclaimer: Ni Hogwarts Mystery, ni sus personajes, o la historia del juego, me pertenecen.

Nota: Hay algunos spoilers del año 6. Y para mejor entendimiento y mejora de la experiencia, conocer la escena de la Maldita Lisiada.

*****

Los diminutos tacones repiquetean conforme la dueña de estos avanza con paso apresurado por el largo pasillo que la guía al gran comedor. La muchacha avanza dejando su largo cabello castaño rebotar en todas direcciones a consecuencia de su pequeño maratón en el castillo.

Vislumbra a lo lejos la silueta que buscaba. Alzando su mano a modo de saludo, la movió de izquierda a derecha tratando de llamar la atención de la persona que se encontraba de pie a un costado de las estatuas.

—¡Elian, Elian!

El Ravenclaw saludó de vuelta con una gentil sonrisa en su rostro apuesto, empero al ver que la hiperventilada prefecta no le devolvió el amable gesto, su sonrisa desapareció. Preocupado por el estado de su compañera, avanzó los pasos que le faltaban lo más rápido que pudo, sosteniéndola de una de sus muñecas y de su cintura, para darle un poco de soporte y descanso.

—¡Moni!, ¿qué sucede? ¡Respira por favor! —pidió sin poder evitar que sus preocupaciones afloraran al verla tan fatigada.

La muchacha abría y cerraba la boca como pez fuera del agua, sin poder articular palabra debido a su cansancio. Gruesas gotas de sudor surcaban su agraciada tez, recorriendo desde la frente al mentón para después caer finalmente al suelo.

Algunos compañeros miraron la escena expectantes, sorprendidos y uno que otro lanzó miraditas sugerentes hacia el dúo de prefectos que se encontraba allí, casi armando una escenificación. Arcia, tras notarlo, cargó a su cansada compañera hasta la sala de Artefactos para poder platicar a solas.

Claro que aquel acto, hecho con las mejores intenciones, no evitó que el alumnado malinterpretara la situación, y el pasillo estuvo lleno de diversas frases, silbidos y gestos de burla.

—¡Hacia tiempo que no veía una pareja de prefectos!

—¡Venga, hombre, nadie te la va a quitar!

—¿Que no Marcy era novia de Winger? —cuchicheó una Hufflepuff.

—¡Sí, y Arcia novio de Snyde! —expresó otra Slytherin a modo de respuesta.

Mientras algunos otros comentarios iban soltándose en el trayecto del prefecto, ninguno notó que el propio Winger había pasado corriendo junto a Snyde aunque con dirección desconocida.

Entretanto, cuando los prefectos cerraron la puerta detrás suyo solo atinaron a mirarse entre sí con el rostro azulado.

¿Qué demonios con los demás?

—¿Así han sido siempre de... metiches? —interrogó el mago mientras depositaba a su compañera en una silla que estaba casi a mitad de la habitación. Poco después, se acomodó sus gafas de armazón café.

—Creí que ya lo habías notado. Vaya escena... —respondió la Gryffindor como si quisiera escupir veneno en aquellas palabras.

Marcy sacudió sus pantalones, su chaleco y sus muñequeras, con toda la calma posible, muy a pesar de que su ceño fruncido aún marcaba su mirada. Elian decidió esperarla lo suficiente para al fin poder conversar con ella.

—Y... ¿por qué me buscabas?

—Ha ocurrido algo grave, Elian.

Los ojos del prefecto se oscurecieron ante aquellas palabras, maquinando su cerebro a mil por hora, imaginando todas las situaciones posibles, los lugares y los responsables. Ante su silencio, la prefecta lanzó un suspiro.

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