Desde pequeña el jardín de la casa solía ser mi lugar favorito. Observar los girasoles. Las astromelias y las margaritas era mi actividad favorita de cada mañana...
Mi abuela siempre tuvo un jardín inmenso en su patio trasero y en la entrada de la casa. Cuando yo me ausentaba todos sabían donde encontrarme.
Incluso mis primeros regalos fueron macetas para decorar, pequeñas regaderas multicolores y semillas distintas.
Llevé clases de jardinería con la abuela los días sábados.
Mis primeras excursiones siempre incluían la actividad de sembrar alguna semilla y llevarla a casa, cuidando de ella hasta verla florecer.
Cuando cumplí los 18 mi abuela me regaló un apartamento cerca de la universidad en la que me encontraba cursando el 2do ciclo de botánica.
Le agradecí cada día hasta cumplir los 19 cuando me regaló un auto y no podía más con la gratitud que sentía no por los objetos materiales, que también apreciaba tanto, sino porque ella siempre me había engreído desde pequeña y había velado por mi.