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Luo Binghe nunca creyó en la suerte, tampoco creía que el destino existía o que alguien más podría intervenir para cambiar su vida o algo similar. Pero un poco de esa creencia se debilitó aquella tarde de verano en la que conoció a Shen Jiu.

Empezó cuando iba de visita a otra ciudad.

Originalmente iba a visitar a un familiar lejano, tenia tal grano en el *** como para pedirle una reunión con el,  como si Luo Binghe  no fuera un hombre ocupado.
Vivían tan distantes que su viaje en auto demoraba  casi  15 horas y debía pasar por algunos pueblos sin nombre y destartalados para poder llegar.
Su estado de ánimo no era el mejor, nunca tuvo una relación cercana con sus familiares y no sentía ningún apego por ellos, pero algo lo había motivado a hacer tal viaje.
Luego de 10 horas en la carretera, por si fuera poco, su auto finalmente supo demostrar pena por sí mismo.

Maldita sea.

Binghe maldijo haber decidido viajar, su auto averiado fuera de un pequeño pueblo que ni siquiera tenía un nombre.
Decidió caminar un poco y encontrar algo de ayuda en aquel lugar, agradecía tener suficiente dinero consigo mismo.

Aunque no parecía ser un lugar concurrido, decidió preguntarle a la primera persona que vio. Era un hombre de avanzada edad que estaba fuera de su casa en una mecedora. Bien.

—Disculpe, necesito alguien que me ayude arreglando mi auto, ¿Sabe a quien puedo acudir?

El viejo lo miró de reojo y a regañadientes respondió que sólo habían dos personas que podían ayudarle, pero uno de ellos estaba enfermo. Cuando Binghe preguntó por el otro mecánico, el viejo le dijo que él no preferiría ir ahí.

Como si a Luo Binghe alguien más le pudiera decir qué no hacer.

Ya en dicho lugar, solo fue cuestión de explicar su problema y el asunto del dinero.
Todo bien aparentemente para Luo Binghe.

Hasta que empezó a sentir interés por esta persona. Tenía una cara bonita, piel tan blanca que parecía que no había recibido un bronceado en toda su vida, vívidos ojos verdes y un cuerpo delgado el cual hacía destacar una fina cintura.
Era una belleza casi legendaria,podría rivalizar con su ex Liu Mingyan.

Luo Binghe siempre se destacó por su coquetería y estaba seguro de encantar a cualquier belleza con sus halagos y sonrisas.
Esta vez estaba equivocado.

Muy equivocado.

—Entonces... –comenzó Luo Binghe– ¿No es nada grave?¿Puede arreglarlo?

La belleza apenas y cruzaba dos palabras con él, totalmente indiferente a su persona.

—Puedo.

Esa fue su única respuesta y continuó con sus asuntos.

Después de un rato, Binghe retomó su intento de plática: — Y bien ¿si va a arreglar el carro hoy?

Ayúdalo por favor, necesita llamar su atención.

—¿Quieres que lo arregle para hoy mismo? –le respondió sin dirigirle la mirada.

— ¡Por supuesto!

Como una bendición del cielo, la belleza fría dirigió su mirada al pobre demonio come almas, ojos verdes llenos de emoción contenida: —Entonces cállate de una buena vez y déjame hacer mi trabajo.., imbécil.

— ...

Oh sí. Esto a Binghe lo dejó estupefacto.

Porque por supuesto, no escuchó la razón por la que casi nadie acude a este tipo. Es muy malhumorado y tiene mala reputación porque siempre insulta a sus clientes.
No pienses que es malo en su trabajo, al contrario, es el mejor, pero su actitud no es apta para todo público.

Después de la impresión, le siguió la admiración. Nadie, jamás en la vida se había atrevido a hablarle así a Luo Binghe. Nadie.
Ya sea por miedo o cualquier otra razón, todos eran complacientes con él. Excepto este desconocido. Y le encantó.

Decidió seguir esa línea de acciones, siendo una molestia para la belleza, tratando de formar una conversación coherente pero recibiendo miradas aparentemente amenazantes y uno que otro insulto menor.

Al contrario de lo que dijo el mecánico inicialmente, terminó su trabajo en un corto tiempo, dejando el automóvil en el mejor estado posible. Luo Binghe ofreció la paga por el trabajo y así fue como sus caminos volvieron cada uno por su lado. Cada uno en sus asuntos.

Binghe, el pequeño codicioso, siguió observando irse a esa persona, de repente se sintió como si aquel hombre no estuviera caminando un lugar polvoriento y pobre sino a través de un bosque de bambú, con túnicas verdes pálidas ondeando con el viento que fluía por medio del refrescante y tranquilo bosque.

La sensación fue entrañable y se preguntó si no se estaba volviendo loco.
Quizá sí lo estaba.

Un poco cansado de la monotonía y personas falsas, decidió que esa no sería la última vez que vería a aquella persona. Luego de tantos intentos, supo finalmente el nombre de aquella belleza, Shen Jiu, le había dicho en una tarde de otoño.
Luo Binghe estaba convencido que Shen Jiu era su complemento perfecto.

Lo que es para ti, es para tí y nadie te lo puede arrebatar, le había dicho su madre adoptiva. Mientras observa a un Shen Jiu durmiente a su lado, sus facciones normalmente frías están suavizadas, dándole un aspecto tan encantador que le hace sentir orgulloso de ser la única persona que tiene el privilegio de una vista tan hermosa.
No fue fácil llegar a su punto actual con aquel hombre de lengua venenosa y palabras directas, pero no se arrepentía en absoluto.

Hombre Masoquista Es Flechado Por Una Belleza Fría Y Venenosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora