Mi corazón late por ti. |AkaFuri| |SaiFuri|

Petición irrazonable.

La primera vez que se ven, Furihata Kouki sonríe sin sonreír, sus ojos se ven vacíos, con lágrimas a punto de desbordarse y casi cediendo al peso de su cuerpo, demasiado impresionado solo porque habló y su voz y la voz de ese hombre son muy parecidas...

Akashi Seijuro se levantó rápidamente de la silla y se apresuró a auxiliarlo. 

Furihata no rechaza su toque, pero es evidente que no está muy cómodo con la cercanía, lo escucho murmurar una palabra y Akashi se ríe suavemente, aleja sus manos en un rápido movimiento, para arrastrar la silla hacia atrás y permitirle sentarse en ella.

No es solo su voz, su apariencia es muy similar.

Es un juego cruel del destino, pero Akashi no puede hacer nada para cambiar esto, a un paso de la muerte, Akashi Seijuro comprendió que hay cosas que simplemente están lejos de su poder.

—Gracias. — El castaño dice de nuevo, esta vez un tonó más alto, tratando de que su voz no se quebrara antes, durante o después de decir esa única palabra.

El corazón de Akashi dolió, no de la misma manera que lo hizo en el pasado, no fue un dolor físico, fue uno emocional.

—Muchas gracias por aceptar reunirse conmigo, Furihata-san.

Furihata asiente y en medio del restaurante cinco estrellas que Akashi eligió para reunirse ese día, Furihata resalta bastante, con el fúnebre color de su ropa, su piel antes besada por el sol, se veía pálida, no le gustó la forma en que sus mejillas se pegaron al hueso de su cara o las bolsas negras bajo sus ojos... sin embargo, aún es hermoso.

Es más hermoso de lo que recuerda, su fragilidad y efímera existencia causada por la tristeza que desprende su mirada, tan profunda y casi agónica, demasiado dolor para soportar mirar.

—Está bien, lamento ser yo quien esté aquí, en lugar de su hermano... Él lo amaba demasiado y aún no ha aceptado todo esto. — Akashi siente que podía llorar, el ser humano frente a él es una criatura tan frágil, que cualquier cosa podía romperlo por completo. — Aunque sabe que hicimos lo correcto, es... difícil de aceptar ¿sabe?

—Lo entiendo, y no me molesta en absoluto, yo soy quien hace peticiones absurdas, pidiéndome reunir con sus padres, su hermano y su... amante.

Las mejillas de Furihata adquieren un encantador sonrojo, los puños de Akashi se cierran fuertemente bajo la mesa.

—Sus padres fueron un encanto, me habría encantado tener una madre tan amorosa como ella y un padre tan divertido y un poco permisivo como él.

—Ellos son muy lindos. — El castaño sonríe finalmente, una sonrisa suave, pero feliz.

Akashi asiente sonriendo, su corazón latiendo a un ritmo que, hasta hace poco, no conocía. Palpita sin control alguno.

El mesero se presentó ante ellos, preguntando si podía tomar su orden o si todavía esperaba a alguien más, con la explicación anterior del castaño Akashi supo que no esperaban a nadie más ahora.