Curiosidad

1.1K 134 27
                                    

Volkov no entendía la emociones humanas, le parecía interesante el como nacían para ir hacia la muerte, viviendo su día como si fuera el último; cuando le asignaron proteger a un humano no sabía que procedimiento seguir, ¿Cómo se cuidaban las bolsas de carne? ¿Por qué aquella masita le miraba curioso?

Jack Conway confío en ese bot, dejándolo a cargo de su pequeño Matthias, viviendo con él desde que tiene memoria, protegiéndolo de los malos que vivían afuera de su humilde morada, instalandole un programa para que le apoye en todo lo que hace, enseñe y corrija; prácticamente lo educaba para ser un niño de bien.

Pero hubo un problema.

Volkov no sabía como actuar ante eso, así que siguiendo las órdenes de su amo rubio simplemente lo hacía, ¡Vamos a ponernos en contexto!

Era una noche tranquila y el pequeño Gustabo (Anteriormente Matthias) ya llevaba días como mayor de edad, siendo que su mecanismo de protección aún no estaba cambiado y por desgracia, todavía tenía que verificar la estadía del joven en todo momento.

— ¿Qué?

Se preguntó a si mismo el androide, confundido por los pequeños ruidos que salían de la habitación del rubio, procesando lo suficiente para entender la situación:

❥〕Gustabo invitó amigo a
casa, pero sin autorización.

Inmediatamente y sin hacer mucho ruido fue a donde estaba indicado, mentalizadose para regañar a su amo por su conducta inadecuada, mandándolo a dormir para después decirle a su progenitor, entonces...

Ahí Volkov se perdió.

La máquina no entendía que hacía Gustabo, su procesador de conocimiento estaba como loco buscando entender la situación y su amo le veía, sonrojado y jadeante.

Volkov no entendía las emociones humanas, no sabía como actuar ante eso, así que siguiendo las órdenes de su amo rubio simplemente lo hacía; no entendía las caras que hacía Gustabo cada vez que metía los dedos en su último tramo del tubo digestivo, sus ruidos agudos aumentaban cuando su mecanismo se ponía en modo batidora, metiendo y sacando constantemente en un rápido vaivén, justo como él se lo había indicado.

— Ah Volkov, más profundo.

Le indicó, siguiendo las instrucciones y haciendo la tarea más profunda, sacando un grito en su dueño, haciendo que sus piernas tiemblen y su espalda se arquee.

Gustabo había llegado al orgasmo.

Cayó en su pecho, haciendo que el androide le mire con una preocupación falsa.

— ¿Amo? ¿Está bien?

Preguntó, viéndole a los ojos.

— Volkov, t-tú saca los dedos mnhg

Pronunció, retorciéndose debajo de él y moviendo las caderas, la máquina los sacó y apagó el modo de cocina; se quedó quieto, esperando nuevas instrucciones.

Gustabo ese día se dio cuenta que tenía una mina de oro.

Al ser mayor de edad, fue vergonzosamente a una de esas tan famosas “Sex-shop”, haciendo que la vendedora le mire con una ceja alzada al verle agarrar un strapon de gran tamaño, yendo a la caja, enseñando su identificación y pagando por dicho juguete; la parte más difícil del día fue ocultarle eso a su padre.

Pero sin duda, lo disfrutó mucho cuando llegó el momento.

Sus piernas temblaban de placer y su boca no podía permanecer cerrada, movía sus caderas en busca de más contacto y sin duda lo lograba.

— Mnh V-Volkov, bésame

Le ordenó, haciendo que el ser de metal se agachara sin parar sus movimientos pelvicos, uniendo ambas bocas en un pasional beso inexperto; Gustabo gemía ahogadamente, ya que Volkov al ser un ser sin vida estaba frío, haciendo contacto con su cuerpo quemandole, llenandole de placer y sin duda, con ganas de más.

La noche era joven y Volkov aún tenía mucha batería.

Cuidador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora