"Pequeño ángel, cautivo de tu belleza, déjate guiar que al paraíso no vas a llegar"
<< La brisa de las olas de mar chocaba contra mi rostro, no entendía que estaba haciendo en ese lugar, pero me agradaba hasta cierto punto, sentía tanta paz nunca había visto el mar me sentía maravillada con el majestuoso paisaje que se me presentaba en frente de mí. Había tanta claridad estaba acostumbrada a ver los días nublados, las paredes opacas del orfanato, teniéndole miedo a la oscuridad que olvide por un momento que no todos los días eran miserables.
Escuché que alguien mencionaba mi nombre de tras de mí, así que con mucha calma y tranquilidad volteé a observar a quien le pertenecía esa voz que contenía mucha paz. Fue ahí cuando vi a esa hermosa mujer llena de luz parecía un hermoso ángel, tal vez estoy muerta y mi ángel guardián vino a guiarme hacia la luz.
- Ven Is, no tengas miedo – Volvió a decir la hermosa criatura y por primera vez en mi vida no tenía miedo, ella me daba mucha confianza así que poco a poco me fui acercando hacía donde ella se encontraba, cuando por fin llegué a su lugar empezamos a caminar alejándonos de la orilla del mar.
- ¿Quién es usted? ¿Es mi ángel guardián? ¿Estoy muerta y es por eso que no le tengo miedo? – Tenia tantas preguntas que hacerle que no sabía si ella respondería, pero algo en mi interior me decía que ella respondería por lo menos a una de ellas.
- Tranquila Is no estas muertas – Dijo con una pequeña sonrisa ¡pero que encantadora se veía! – Bueno son demasiadas preguntas para responderlas en tan poco tiempo Is, me llamo Eirene – subió su mirada al cielo es como si pronunciar su nombre le llenara de tanto orgullo – Soy la princesa de Micropsica quisiera explicar todo lo que está sucediendo, pero no hay tiempo necesito...
Un extraño temblor hizo que la hermosa mujer interrumpiera su explicación y mirara hacia sus alrededores con una notable preocupación en su rostro, el ambiente empezó a cambiar lo que antes se trasmitía paz y tranquilidad, en este momento me trasmitía miedo y escalofríos.
Me abrace a mí misma cuando ella me miro y tomo mi rostro con tanta delicadeza "Debes de correr Is, no dejes que te atrape"
- ¿Pero de quién? ¿De quién tengo que huir? – Dije con la voz ya quebrada y llena de desesperación, tenía mucho miedo todos hablaban de él, pero nadie mencionaba por qué tenía que huir.
- Confía en Ares, vete, corre, no te quedes aquí – dijo antes de desaparecer quise sostenerla, pero era demasiado tarde caí al suelo.
Me levanté lo más rápido que pude, observando el lugar, todo se empezó a destruir "¡¿Quién es Ares?!" "¡Ayuda no me dejes aquí!" grite llorando ya no podía más, sentía que el mundo se estaba destruyendo y yo junto con el, cuando menos lo espere me encontraba cayendo por un gran oyó negro. >>
Desperté aturdida gracias a una gran sacudida que alguien me estaba dando, abrí los ojos, pero los volvía a cerrar ya que la luz que se encontraba en esa habitación me cegó, los volví abrir un poco más despacio, necesitaba saber dónde me encontraba porque sin mal no lo recuerdo la última vez que estuve consiente me encontraba en medio del bosque discutiendo con el profesor Wells.
Cuando por fin pude abrir por completo mis ojos observé todo el lugar, la habitación tenía paredes de madera, el techo estaba cubierto de grandes hojas de palmas y la puerta estaba cubierta de lianas, me di una cachetada mental cuando recordé que no me encontraba sola, mire hacía el otro lado de la habitación y ahí se encontraba él, me pare llena de miedo de la cama, alejándome los más posible del profesor Wells.
- ¿Don-donde nos encontramos? – Lo mire fijamente y abrazándome nuevamente a mí misma.
Wells se limitó a solo mirarme y cuando pensé que por fin iba a responderme, entro un extraño ser a la habitación que hizo que me escondiera más en el rincón en donde me encontraba, aquel ser se posiciono en frente de mi tomando su distancia como si supiera el miedo que sentía en este momento, realmente no sabía lo que estaba haciendo pero era increíblemente hermoso tenía una piel gris, cabello tan negro como la oscuridad y que hablar de sus ojos era impresionantes se podía observar el universo dentro de ellos, eran como dos esferas negras llenas de estrellas, no es ni bajo pero tampoco alto me atrevería a decir incluso que tenemos la misma estatura pero lo que más resaltaba de aquel ser eran su hermosas alas, eran trasparentes con un toque de rosa y en ellas se encontraban dibujados extraños símbolos que decoraban el borde de ellas.
- ¿Ella es Is, Ares? – Al fin hablo ese ser, su voz era melodía para mis oídos era una mezcla de dulzura con rudeza.
Esperen dijo ¿Ares? En mi sueño esa hermosa mujer quien se hacía llamar Eirene me dijo que debía de confiar en Ares, esto debe de ser solamente una coincidencia, solamente es una más de mis pesadillas.
La voz de Wells me saco de mis pensamientos – Si y una maldita miedosa también – Después de mencionar esas horribles palabras llenas de furia, se incorporó en su lugar y avanzo hacia la salida, azotando la puerta al momento de cerrarla, di un brinquito en mi lugar y mis lágrimas en pesaron nuevamente a salir.
- Tranquila no llores, así es él de nena – Dijo aquel ser con una sonrisa muy amable que logro tranquilizarme – Soy Eros – Finalizo ofreciéndome su mano y con mucha timidez se la acepte.
- Isabella Foster.
- Lo sé, aquí todos saben quién eres tú.
- ¿Pe-pero cómo?
- Eso luego te lo explicara Ares, ven siéntate – Se sentó en la cama y palmo a un lado del él invitándome a sentarme a su lado.
- No-no te preocupes aquí estoy bien – Nos quedamos en un silencio muy incómodo, Eros miraba al suelo jugando con sus dedos, pensándolo bien él está siendo muy amable conmigo y no me ha tratado mal en ningún momento. -- ¿E-Eros no es el Dios del amor?
- Así es – Dijo levantando su cara llena de entusiasmo – Pero shhh, mi mamá me llamo así ya que ella menciona que cuando era tan solo un recién nacido enamoraba a todo mundo, como fui creciendo ella se sentía más convencida con mi nombre ya que la mayoría de mis acciones reflejaban ternura y valentía a la misma vez como cupido, pero en sí mi mamá estaba un poco loca pero para serte sincero siento que todos las madres posean esa locura que las hace tan especial y mantener ese amor que ellas solamente saben dar.
Me acerqué lentamente y me senté un poco alejada de Eros. – Que increíble supongo que tu mamá debe de ser una persona muy genial.
- Si lo es Is es la persona más maravillosa que la gran luna me ha dado y dime ¿Cómo es tu mamá? – Preguntó con mucha curiosidad.
- Yo, yo jamás conocí a mi madre – Bajé la mirada hacia mis manos, no quería que supiera lo mal que me sentía al no saber como era mi madre. – Ella me dejo en un orfanato cuando era tan solo un bebé dice la madre superior que fue en una noche con una gran tormenta alguien tocaba con una gran desesperación la puerta principal, cuando la madre superior la abrió no se encontraba nadie más que una canasta, al agacharse fue ahí cuando me observo, reviso por los alrededores para verificar si se encontraba signos de movimiento pero no había nada estaba completamente desolado como si yo solita hubiera llegado, con toda prisa me arropo en sus brazo y observo que dentro de la canasta se encontraba una hermosa tarjeta escrita a manos donde se alcanzaba a leer "Isabella Foster"
- Lo lamento mucho Is.
Iba decir que no se preocupara, pero ante de intentar tan si quieras abrir la boca, un Wells molesto entro a la habitación.
- Suficiente charla por ahora Eros necesito hablar con Is, así que largo – Menciono Wells dando una mirada muy seria a ambos. Acaso este hombre jamás sonríe.
Eros se levantó y con una posición de rendición me dijo adiós, salió por la misma puerta donde hace unos momentos había entrado. Wells espero a que saliera por completo y cuando se aseguró que ya no se encontraba cercas para escuchar nuestra conversación, tomó una silla que realmente ni había visto y la puso enfrente de donde yo me encontraba, prosiguió a sentarse tomando aire para después soltarlo, se me quedo viendo por unos minutos en silencio ¡joder! Me está matando esta tensión
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Is... micropsica
FantasyNada es lo que parece, la oscuridad domina esta vez. Nada podrá detenerlo, a menos que la luz esté ahí.