Primera cita

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Narra Isabelle

Una noche, después de una operación particularmente difícil, Deckard se acercó a mí mientras repasábamos los eventos del día en la base. Había algo diferente en su expresión, una mezcla de nerviosismo y determinación que rara vez veía en él.

- Isabella, he estado pensando... - comenzó, titubeando ligeramente, lo cual era inusual para él. - Hemos pasado por mucho juntos y creo que deberíamos tomarnos un tiempo para nosotros fuera de todo esto.

Lo miré con curiosidad, preguntándome a dónde quería llegar.

- ¿Te gustaría salir a cenar conmigo? - preguntó finalmente, con una sonrisa que intentaba ocultar su nerviosismo.

Me quedé sorprendida por un momento, pero luego sonreí ampliamente. La idea de pasar tiempo con Deckard fuera del contexto militar era más que atractiva.

- Claro, Deckard. Me encantaría.

Esa primera cita fue inolvidable. Deckard me llevó a un pequeño restaurante escondido en una tranquila calle de la ciudad. El ambiente era relajado y acogedor, muy diferente a lo que estábamos acostumbrados. Mientras cenábamos, hablamos de todo y de nada, dejando atrás por un momento el peso de nuestras responsabilidades.

Descubrí una faceta de Deckard que nunca había visto antes: su humor sutil, sus pasiones más allá de la milicia, y sus sueños para el futuro. A medida que la noche avanzaba, me di cuenta de cuánto disfrutaba su compañía y de lo mucho que significaba para mí.

- Gracias por traerme aquí - le dije, sinceramente. - Necesitaba esto.

- Yo también - respondió, tomando mi mano sobre la mesa. - Sabía que eras especial desde el momento en que te vi en ese ejercicio. Y cada día, me has demostrado que estaba en lo cierto.

Nos quedamos allí, mirándonos a los ojos, sintiendo que algo profundo y verdadero se estaba formando entre nosotros. Esa noche marcó el comienzo de una nueva etapa en nuestra relación, una donde no solo éramos compañeros de batalla, sino también compañeros de vida.

Después de la cena, Deckard me sugirió que camináramos un poco. La noche estaba fresca y las calles casi desiertas. Paseamos por un parque cercano, donde las luces tenues de las farolas creaban una atmósfera mágica. Nos sentamos en un banco y continuamos conversando, compartiendo historias de nuestras infancias y sueños para el futuro.

- No te había contado esto, pero uno de mis sueños es tener un lugar propio en el campo, lejos de todo este caos - confesó Deckard, mirando al cielo estrellado. - Un lugar tranquilo donde pueda vivir en paz.

- Suena maravilloso - respondí, imaginando esa vida tranquila. - Yo siempre he soñado con una vida llena de aventuras, pero últimamente he comenzado a valorar la tranquilidad también.

Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la compañía del otro. Sentí cómo la conexión entre nosotros se profundizaba, y supe que esta relación tenía el potencial de ser algo extraordinario.

- Isabella, quiero que sepas que estoy aquí para ti, en todo momento - dijo Deckard, rompiendo el silencio. - No solo como tu compañero en el campo de batalla, sino como alguien que te apoya y te cuida.

Me conmovieron sus palabras y su sinceridad. Sabía que Deckard no era alguien que hablara de sus sentimientos a la ligera.

- Y yo para ti, Deckard - respondí, mirándolo a los ojos. - Siempre.

La caminata terminó demasiado pronto, y antes de darnos cuenta, estábamos de regreso en la base. Nos despedimos con un abrazo que duró un poco más de lo habitual, sintiendo la calidez y la seguridad del otro.

- Buenas noches, Isabella - dijo Deckard suavemente.

- Buenas noches, Deckard - respondí, sintiendo una paz y felicidad que no había sentido en mucho tiempo.

Esa noche, mientras me acostaba, no pude evitar sonreír. La primera cita había sido perfecta, y sentía que era el inicio de algo hermoso. Supe que nuestra relación estaba destinada a ser algo grande, algo que ambos necesitábamos en nuestras vidas.   

Los días siguientes a nuestra primera cita pasaron rápidamente. Continuamos con nuestras misiones y entrenamientos, pero había una nueva dinámica entre nosotros. Cada momento que pasábamos juntos estaba cargado de una electricidad palpable, una mezcla de profesionalismo y una cercanía emocional que nos unía cada vez más.

La Esposa de Deckard ShawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora