𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈

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Sakura se detuvo frente a las puertas de la aldea, respirando profundamente, mirando las estructuras conocidas que había dejado atrás hacía ya una semana

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Sakura se detuvo frente a las puertas de la aldea, respirando profundamente, mirando las estructuras conocidas que había dejado atrás hacía ya una semana. Sabía que su regreso no sería sencillo, pero no podía evitar sentir la presión de ser observada. Los guardias de turno, que la miraron con sorpresa, inmediatamente abrieron las puertas sin decir una palabra. La alarma que había sonado por su desaparición hacía días, la preocupación de la aldea… todo eso pesaba sobre sus hombros.

Mientras cruzaba el umbral de la puerta, los murmullos comenzaron a llegar a sus oídos. Algunos aldeanos la miraban con curiosidad, otros con recelo, y otros parecían aliviados de verla, aunque la incertidumbre seguía flotando en el aire.

Sakura intentó caminar con tranquilidad, a pesar de que su corazón latía rápido. Sabía que algunos la verían como una heroína perdida, pero también había quienes la considerarían una desertora. El simple hecho de no haber regresado antes la pondría en una posición peligrosa ante la aldea, y eso la atormentaba. Había hecho lo que creyó necesario, pero las consecuencias aún estaban por verse.

A medida que avanzaba, los murmullos aumentaron, como si su presencia atrajera todas las miradas. "¿No es ella, Sakura?", "¿La habían dado por muerta?", "¿Qué ha pasado?", las voces llegaban fragmentadas. De repente, escuchó algo que la hizo detenerse.

—¡Sakura-chan!

Naruto apareció corriendo a lo lejos, con la misma energía y expresión de siempre, como si no hubiera pasado el tiempo. Su rostro brillaba de alegría y alivio, y antes de que pudiera reaccionar, ya estaba a su lado, mirando con desesperación a su alrededor, como si buscara algo que confirmara que Sakura estaba realmente bien.

— ¡Te encontré! ¡Te encontré! —exclamó, agitado, abrazándola de inmediato—. Yo sabía que no estabas muerta, Sakura-chan, yo sabía que no te habías ido, yo se los decía… ¡sabía que volverías!

Sakura, sorprendida por la rapidez con que había llegado a ella, levantó una mano para calmarlo. La respiración de Naruto seguía entrecortada por la emoción, y sus palabras salían sin orden, sin espacio para que ella pudiera intervenir.

— Tranquilo, Naruto, estoy bien —respondió Sakura, con una sonrisa débil.

Pero antes de que pudiera completar la frase, Naruto la abrazó con más fuerza, sin tener en cuenta que su brazo aún estaba roto. El dolor la hizo soltar un pequeño quejido, lo cual hizo que Naruto se apartara rápidamente, con los ojos llenos de preocupación.

— ¡Sakura-chan! ¡Estás herida! —dijo, mirando su brazo, donde el vendaje aún era visible—. ¿Qué pasó? ¡Déjame ayudarte! ¡Vamos al hospital!

Sakura intentó calmarlo, levantando las manos en un gesto de tranquilidad.

— Estoy bien, de verdad —dijo con una voz suave, pero no tuvo tiempo de continuar.

Naruto, sin escucharlo, la levantó en brazos con la misma facilidad con la que lo había hecho Sasuke días atrás. El impulso de llevarla al hospital era inmediato, y no quería perder ni un segundo.

Reencarné en Sakura Haruno (Naruto Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora