Poetas en un barco

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La tripulación tiene miedo, la gran tormenta se acerca sin cuidado y podría hundirnos en lo más profundo de estas turbulentas aguas, sin que quede rastro de nosotros jamás. Allí en la oscuridad es poco lo que podemos observar, no hay manera de huir del mar, solo podemos sobrevivir si lo cruzamos y empapando nos la piel en las carnívoras olas que venían por nosotros.
No merecíamos esto, no merecíamos estar cruzando los siete mares huyendo de la propia ignorancia. Las ganas de luchar eran grandes, pero las posibilidades de ahogarnos en el intento nos acechaban, y se manifestaban en siete metros de agua furiosa. Pero en medio de ese quilombo, era un solitario marinero quien nos daba instrucciones para navegar por sobre las aguas, amarrando fuertes nudos, para tensar las cuerdas, nuestro capitán. Permanecía firme. Él era el entendido en lo que de navegar en tormentas se trataba.
Su amor por la náutica se le presentó desde los nueve años, su padre era un simple pescador, portador de una pequeña piragua solamente, pero que sabía hasta armar y desarmar un buque de guerra. Su pasatiempo favorito era cuando su padre lo llevaba una semana a perderse en el bosque, lo abandonaba en medio del bosque solo y tenía que encontrar el río y a su padre esperándolo en el muelle, fue la mejor forma que tuvo para superar sus miedos, entender que es necesario perderse para encontrarse, y dominarse a sí mismo. Lo que con los años le agradeció a su padre.
Ingreso a la Escuela Náutica siendo solo un niño, porque a los siete años su padre le había traspasado todos sus conocimientos al niño y notó que podría crecer mucho más.
No en mucho tiempo los generales se dieron cuenta de que sobresalía en todas las dinámicas que les realizaban, y que las simples clases de aprender a hacer nudos no eran suficiente para él, necesitaba más. Así que lo subieron de rango y le prepararon para una expedición a la isla más grande del continente, junto a otros cadetes ya graduados, pero que ni con tal título podían superar sus saberes.
En el camino hacia esa isla, tuvo algunas diferencias porque era el más pequeño de todos, era el único con quince años y todos tenían dieciocho, pero iban a pasar más de seis meses en un barco juntos así que decidieron olvidar aquellos mal entendidos. El pequeño marino les reveló secretos milenarios del viento para dominarlo, les mostró también que es posible usarlo a su favor en cualquier ocasión, y los cadetes quedaron asombrados de que alguien con tan poca experiencia pudiera estarle enseñando el arte de flotar en el agua hasta en un tronco de árbol. Pero además de eso sus conversaciones a la hora del té movedizo no se trataba solamente de náutica. Junto su grupo de amigos aprendieron a vivir enriqueciendo el alma, a mojarse en sal y vivir con arena en los zapatos.
aprendió como hacer nudos irreversibles, las reglas del viento y del mar.
Y un día no pensado, llego a ellos el que para ellos era el mejor invento del mundo

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2020 ⏰

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