I. Armageddon

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Mi padrastro me había regalado un libro. La pasta se veía desgastada, como si alguien se lo hubiera leído miles de veces.

— Delora, ¿cómo se dice?

Mamá me regala una mirada severa. No me acostumbro a Rafael. No es mal tipo, solo que es raro. Me regala cosas muy extrañas, ¿por qué demonios voy a leer La Odisea? Esa cosa es compleja, no disfrutaría la lectura. Claro que Rafael parecía no entender que lo que una adolescente de trece años quiere leer es a un autor más sencillo como Oscar Wilde o Edgar Allan Poe, incluso disfruto algunos libros de Julio Verne. Pero, La Odisea, la intente leer y admito con vergüenza que no entendí muchas cosas, no me gustó. Simplemente no podía leerla completa.

Margo, una amiga que es cinco años mayor que yo, me dijo que tal vez después me gustaría, que un lector se hace. No obstante, ahora mismo prefiero leer textos más sencillos.

— Eh...¿gracias? Es precioso.

El libro era lindo, la pasta era de buena calidad. Una edición de tal vez hace diez años. Podría dejar el libro en mi estante, entonces las personas me preguntarían si lo he leído, contestaría con orgullo que si. Y explicaría la historia en general porque me vi una explicación en YouTube. Justamente, Rafael me escucharía y estaría feliz por haber acertado en su regalo. Aunque todo lo que haya hecho sea actuado, como es usual.

Claro que hacerme feliz es simple, habría agradecido una tarjeta de Amazon o una bufanda, algo útil y simple.

— Mamá, ¿puedo irme? Mis amigas me esperan en el boliche...

Hoy es mi catorceavo cumpleaños. Mis mejores amigas habían organizado una salida las tres juntas para celebrarlo.

— Claro, recuerda que Rafael te recogerá a las 6 de la tarde...tenemos que partir el pastel juntos...

— Si, si...

Iba en el carro junto a Rafael. Yo estaba jugando Sudoku en el teléfono mientras llegábamos al lugar.

Si lo pienso bien Rafael no es mal padrastro, llevamos viviendo juntos cinco años. Nunca me presiona para que le diga papá. Solo es raro, aunque yo también soy extraña a veces. Siempre trae cosas antiguas a la casa, es un arqueólogo.

— Hemos llegado, Delore.

— Gracias, Rafael...

Salí del auto rápido, no me gusta ser afectiva con las personas por lo general. Rafael también tiene problemas mostrando lo que siente.

Me agrada, porque hace feliz a mi mamá. No obstante, la única forma en que demuestro mi "aprecio" hacia él es no causando problemas o ayudándolo con los números en su trabajo cuando puedo.

Mis amigas no llegaban todavía. Chasquee la lengua mientras esperaba que el hombre del mostrador me entregará mis zapatos para jugar.

Margo y Samara llegaron. Jugamos juntas sin problemas, hasta que una mujer se nos acercó, pidiéndonos que su hijo se uniera con nosotros.

— Hoy es su cumpleaños...

— Puede jugar, también hoy es mi cumpleaños.

Me daba lástima el niño, parecía estar sobre-protegido por su madre.

Samara nos estaba destrozando a todos, soy mala en los juegos físicos, los mentales se me dan mejor. Pero, me estaba divirtiendo bastante. Hasta que una voz por detrás me molestan.

— Miren, quién es...la hija bastarda...

Sebastian Sinclair era lo que llaman "bully" y la que resultaba su víctima perfecta siempre era yo. Nunca he entendido porqué molestarme exactamente a mi. Tampoco, entiendo porqué me paralizó y no puedo defenderme. Por suerte, esta vez me acompañan mis dos mejores amigas, que parecen tener una personalidad de defensoras de la justicia. La primera en saltar fue Samara, que es un año menor a mí.

Delores [Five x Oc] Uᴍʙʀᴇʟʟᴀ AᴄᴀᴅᴇᴍʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora