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Kim YoungJo, ese era el nombre de su salvador. Sin embargo, siguió leyendo el mail y sus esperanzas volvieron a hacerse pedazos. Solo se había encontrado al señor Kim como un donante de sangre del grupo cero negativo, mas el hombre no estaba informado al respecto. JangMi tomó una bocanada de aire y exhaló. Tenía solo veinticinco años, no podía morir todavía, necesitaba contactar a Kim YoungJo y pedirle su ayuda. Siguió revisando el texto. La persona que lo había enviado había sido tan amable de poner el contacto del donante. Marcó a su número y espero. Nada, solo la llevó directo al buzón de mensajes. Intentó de nuevo y fracasó otra vez. ¿Qué debía hacer? Necesitaba lograr contactarse con esa persona. JangMi pensó en otra alternativa, encontraría al donante Kim de una forma u otra. Volvió a levantar el teléfono, pero esta vez abrió Kakaotalk para escribirle a DongJu.

“DongJu-ya, tengo una urgencia” escribió y comenzó a rogar que el menor respondiera rápido.

¿Qué ocurre, Noona? ¿Pasó algo?” como siempre, el chico siempre era atento y se preocupaba por ella. Le apenaba un poco haberle mentido toda la semana sobre la leucemia.

¿Puedes encontrar a alguien por mí? Necesito verle pero solo tengo su teléfono y no parece que vaya a responder mis llamadas, es muy importantesonaría extraño, también temía estar preguntando que hiciera algo ilegal, pero prefería esperar a que el otro hablara.

Eh, supongo que puedo intentarlo si es tan importante... Páseme la información que tiene, le enviaré lo que encontré ni bien lo logre”

JangMi dibujó una sonrisa victoriosa e hizo como el otro le dijo. Ahora solo quedaba esperar y seguir intentando llamar. Tal vez atendía y se ahorraba tener que usar la información sacada de internet. Siguió marcando el número ignorando el hecho de que generalmente las donaciones de este tipo eran anónimas según internet. Quería poder vivir, no podía bajar los brazos. Bajó el teléfono y lo dejó sobre la mesita del living para acto seguido rascarse los ojos con el puño derecho. Finalmente escuchó que el aparato sonaba y se lanzó como un rayo a contestar, ni siquiera alcanzó a leer quién era.

—¡Si! ¡Soy Kang JangMi, un placer! —soltó con emoción la chica, enderezandose en el sitio y llevando la mirada al frente.

—Ah... ¿qué te traes Kang JangMi? ¡Deja de actuar tan rara! —se quejó DongJu en voz alta y la chica dejó escapar un gruñido molesto de sus labios. El menor río levemente algo ofendido y seguió hablando—. Tengo lo que me pediste, ¿pero para que lo quieres? Este tipo... no sé si será buena idea que lo veas.

—¿Por qué no? Por favor DongJu, necesito saber su ubicación... —insistió la muchacha. Aunque sabía que el otro no la estaba mirando, estaba casi por juntar sus manos para rogarle de rodillas. Escuchó un suspiro rendido del lado de DongJu y supo que lo había conseguido.

—Kim YoungJo se me había hecho un nombre conocido cuando me lo enviaste, y tenía razón. Kim YoungJo no es un “ciudadano normal”, es la cabeza de WBR, tiene millones. Es el CEO de la competencia de la compañía para la que trabajamos, JangMi —luego de aquellas palabras la garganta de JangMi se secó. Tal vez ir a ver a ese hombre si podría traerle problemas después de todo, pero no era como si tuviera más opción.

—Está bien, gracias.

—¿No hay forma de que me digas lo que está pasando? —volvió a insistir el chico. JangMi se sentía cada vez más culpable de no ser honesta con él, pero prefería dejar las cosas así.

—Lo siento. Cuando sea el momento, te diré todo, lo prometo —cuando su vida finalmente se encuentre fuera del rango de riesgo y el contrario no la haga escribirle a su ex para pedir ayuda. Ella sola se metía en esos problemas al final. Todo un drama por proteger su orgullo.

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2021 ⏰

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