Había visto pasar corriendo a mis compañeros de clase por el pasillo que tenía mas adelante a mi derecha. Pasaron junto a mi a gran velocidad y uno de ellos me golpeó el hombro. La rabia me inundó apenas recibí el golpe que casi me hizo caer al suelo. Tomé con fuerza mi hombro y voltee mi rostro con un gesto de odio hacia ellos, seguían corriendo. Los seguí sigilosamente, algo andaba mal. Digamos, era normal que mis compañeros no les importara mi existencia y me trataran mal. No recibí el tipico insulto de "Quita de aquí friki" o "Muevete de mi camino idiota". Al parecer, si había sido en verdad un accidente esta vez. Me decidí a averiguar que es lo que estaba pasando.
Oí sus escandalosos susurros escondidos en una habitación que no se usaba. Habían dejado la puerta entreabierta, me apoyé en la pared de al lado para escuchar la conversación discretamente.
- ¡Esta loca!
- ¡Idiota, dejamos a Miqueas solo!
- ¿¡Que esperabas que hicieramos?! ¡La chica es imparable!Esas fueron las frases que alcance a escuchar con claridad, el resto eran tan solo palabras sueltas sin coerencia entre si. " Primer. Debil. Negro."
Esas fueron las palabras que pude escuchar. A ver, se que hay una chica, al parecer la chica esta loca. ¿Pero por qué? ¿Que habrá pasado? ¿Y que significaran esas tres palabras? ¿Cual es el cotexto de todo esto?
Un fuerte golpe contra la puerta me hizo volver a tierra. Un escalofrío recorrio mi espalda del susto.
Los subordinado de Miqueas habían salido, al parecer en busca de su amo. Me miraron con rechazo. Adam, que era mas bajo que yo, pero mucho mas fuerte se me acercó con un gesto de superioridad en el rostro. No me moví y mantuve una expresión neutra.
- ¿Oiste algo sabandija?
Demostraba mucha confianza en si mismo, pero en el fondo seguro que la inseguridad de que si alguien se entera de que le dieron su merecido a su rey lo invadía.
- ¿Oír qué?
Me hice el confundido. Los matones se miraron entre sí.
- Olvidalo Adam.
Insistió Jeremías en partir.
- Te lo perdono esta vez.
Dijo Adam como despedida. Caminaron por el pasillo hasta girar por el pasillo que tenían a la izquierda y ya no pude seguirlos con la vista.
- Dios... Que tontería. ¿Por que sigo con esto?
Me di media vuelta y fui a mi curso. Al entrar las luces estaban apagadas y el unico objeto fuera de lugar era mi mochila sobre mi mesa. Encendí las luces y caminé hasta mi mochila. Cuando me di la vuelta la puerta estaba cerrada. Me habían encerrado, estaba segurisimo. Me alteré un poco, miré por todas parte, cada milimetro de la habitación, nada parecía fuera de lugar. Caminé con cuidado hasta la puerta, disimulando el hecho de que creía que algo me pasaría.
Pero nada pasó, por suerte. Abrí la puerta con seguridad y giré a la izquierda rumbo a la salida de la escuela. Una vez afuera escuché algunos gritos, parecían ser Miqueas y sus subordinados. Una gran parte de mi me dijo que me vaya sin causar problemas porque sería lo mejor, ya suficiente odio me tenían, pero una minuscula y noble parte de mi me dijo que vaya a ver que ocurria. ¿Quien sabe si estaban golpeando a algun niño? Y soy el unico aquí que parece notar la pelea. Pero soy idiota y esta vez decidí jugar a ser un heroe. Lancé la mochila al suelo y corrí hacia el sonido, sentía como la adrenalina me envolvía. Pero una vez los encontré se me hundió el pecho y fui conciente de todo lo malo que invoqué.
Tardé un momento en reaccionar. ¿ Miqueas... Adam... y Jeremias... Siendo GOLPEADOS?
- ¡Hermano! Gracias a Dios estas aquí... Oh...
Miques gemía del dolor, le sangraba un poco la nariz. Se arrastro hasta mi y me tomó la pantorrilla en forma de suplica con toda la fuerza que tenía, que no era mucha.
- Ayudame hermano, juro no volver a tocarte ni un pelo si alejas a esta loca z*rra.
Hice que Miqueas me soltara con un rapido tirón. Elevé la mirada y noté la figura de una persona. Era de un contorno ondulado y delicado, digno de una dama. Pero ella no era precisamente una dama. La fui mirando poco a poco desde los pies. Llevaba unos tenis gastados de color negro, unos jeans oscuros que se adecuaban a su cuerpo. Poco a poco subía la mirada, en su cintura había un grueso cinturón negro con tachas y así hasta lograr ver su pecho que con poco relleno daba volumen a aquella camiseta de Metallica que llevaba.
Su cabello castaño oscuro cubría algunas letras de la camiseta, pero podía reconocer el logo.
- Hey, alfeñique.
Aquella chica me había dirigido la palabra seguido de un gesto con la cabeza.
- ¿Alfeñique?
Pregunte, estaba nervioso.
- Joder... Significa debilucho.
Resopló.
- Mas vale que no los ayudes, no tienes idea de las cosas que me hicieron estos bastardos.
Se iba acercando a mi con cada palabra. Hablaba con tono amenzador, no apartaba su mirada fruncida de mi, quizas para intimidarme más. Una vez estuvo frente a mi, pateo el cuerpo de Miques que se interponía entre nosotros y le pisó la espalda con fuerza para que no se levantara.
- Y bien alfeñique. ¿Tomaste una decisión?
Dijo presionando con mas fuerza el cuepro de Miqueas.
- ... Me llamo Denis...
Dije. No había pensado en mi respuesta. Pero parecía haber captado la atención de aquella chica, pues me dirigió la mirada apenas termine mi respuesta. Tardó un poco en responder, quizas porque estaba decidiendo si hacerlo o no.
- Keila.
Dijo, y partió de allí a un paso tranquilo.
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Enamorado de la matona.
Teen Fiction"Si lo vuelves a tocar, te juro que te mato" Keila ya había pasado suficiente como para tenerle paciencia a los matones novatos de su escuela. " A veces las personas cambiamos por debilidad a lo que nos rodea" Denis, que al principio le temía muc...