1. Introducción

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Pov Mateo.

La música sonaba a todo volumen y a mi alrededor había muchos jovenes que debían tener entre 17 y 25 años, bailaban juntando sus cuerpos, compartiendo calor y pasión.

Yo estaba sentando a un lado de Aristóteles, este se mantenía con el ceño fruncido viendo como Temo y Diego bailaban.

Son sólo amigos, Temo te ha dicho muchas veces que a el no le gusta Diego, le gustas tú.- Aris me miró pero giró la vista otra vez hacia donde antes miraba.

No entiendo porque me dices esto, prefieres quedarte aquí sentado en lugar de ir y hablarle a Diego, y no me mires así, se que estas interesado en el.-  me dijo muy seguro Aristóteles, el tiene razón.

Entonces vamos- me levanté y junto con el fuimos hasta donde estaban el par de amigos.

Temo al ver a Aris sonrió mostrándose tan emocionado y Aris abrió sus brazos para unirse ambos en un abrazo cariñoso. Tiempo atrás yo podría haber pensado que ese tipo de comportamiento era innecesario e inapropiado para el público, pero desde que empecé a ver a el rubio de una forma más sentimental cambié de opinión, estar de esa forma con el era todo lo que quería.

Mati- escuché su dulce voz y rápidamente bajé la mirada para conectarla con la suya.- ¿quieres bailar?- el tono sensual con el que me lo pregunto causó un cosquilleo en mi estomago- me acerqué más a el y en el oído le susurre en aprobación.

Diego me iba guiando, el sabía bailar muy bien este tipo de música. Pasamos un largo tiempo bailando, ni siquiera sabía que decían las canciones, solo podía poner mi atención en el, y al parecer yo no era el único, más hombres lo miraban deseosos de tenerlo, eso me causaba una sensación de alerta, debía protegerlo así que lo tomé de la cintura y lo pegué más a mi cuerpo, a el no pareció disgustarle ya que me sonrió y comenzó a acariciar mis brazos.

Nuestras miradas seguían conectadas, mi corazón latía nervioso, lo que estaba por hacer tenía que salir bien.

¿Puedo besarte?- le dije al oído y luego lo miré esperando su respuesta, pero lo que hizo no me lo esperaba.
Se paró en puntas de pie, y me besó, fue corto y rápido.
No me sentía conforme así que lo inicié yo esta vez.

Rodeé su pequeña cintura con mis manos, el pasó ambos brazos por mi cuello. Miramos los labios del otro y los juntamos, empezamos con movimientos suaves, pero queriendo más, empujo su cuerpo hacia el mío y bajo una mano a su trasero acariciando y dando pequeños apretones, el suelta un pequeño suspiro y, aprovecho para meter mi lengua en su boca, el beso se torna pasional, con sus manos rasguña suavemente mi espalda por sobre la camisa, ese gesto me prendía mucho, yo seguía acariciando su trasero, el pantalón de cuero que tenía puesto me encantaba, hacía que sus bellas piernas luzcan sensuales y lleven la imaginación a un mundo diferente.
mordía sus labios y el hacía lo mismo con los míos.
luego nos separamos sonrientes.

Sentí que me caía, mi cuerpo hizo un movimiento extraño.

Abrí los ojos.

Fue solo un sueño.

Los novios de Diego MatiegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora