Una vez más amanece y sentado junto al mar, se encuentra quien fuese el youkai más sanguinario. Mantiene la mirada fija en la inmensidad; se le ve tranquilo, esbozando una sonrisa, imaginando no volver a despertar jamás.
Hubo un tiempo en el que el demonio fue feliz, disfrutaba cada día de su existir. Ella, Kagome, era toda su vida, su principio y su fin, pero la vida no siempre es color de rosas; una noche, mientras ellos disfrutaban de una tranquila velada a la luz de la luna y bajo un millar de estrellas, a la orilla de ese mismo mar, la tragedia ocurrió.
Ella había rogado al peliplata, una noche solo para ellos, una noche sin preocupaciones, sin armas, solo ellos dos.
Desgraciadamente, un sirviente de los enemigos del Lord se había infiltrado en el palacio de la luna y éste logró escuchar la petición de la azabache.
Sin dudarlo un segundo, el joven youkai llevó la información a su amo y éste planeó su venganza.
Por la noche, se dirigió junto a sus mejores guerreros al sitio indicado por su sirviente y vio a lo lejos a la pareja. Se veían tranquilos, confiados. El demonio agudizó su vista y sonrío al ver que efectivamente, el Lord no traía su poderosa espada. Aprovechó que el olfato de Sesshomaru se veía entorpecido por la salinidad del mar y atacó sin previo aviso, por la espalda, como el cobarde que era.
El peliplata sintió el primer golpe sin tener tiempo de nada; una fortisima patada en la cabeza lo había hecho reaccionar y salir de la ensoñación en que se encontraba. Llevó su mano hacia la cintura y recordó que no traía su espada, se maldijo mentalmente por haber accedido a la petición de su esposa y su corazón se contrajo al oírla gritar.
-¡¡¡Sesshomaruuu!!!- las cosas se ponían peor; al voltear hacia ella, se dio cuenta de que Inuyasha, la había raptado y él estaba siendo rodeado por un ejército liderado por el Lord del norte.
-¡Suelta a mi esposa!- le ordenó furioso a su medio hermano. Sabía que Inuyasha estaba ardido por que la joven Miko había decidido casarse con él y que por venganza, el híbrido, era capaz de cometer una estupidez.
-¡Ella debió ser mía, pero llegaste tú y me la robaste!- respondió el hanyou, cegado por la ira. -ahora sentirás lo que yo sentí, sentirás lo que es perder a la mujer que amas, sufrirás y cada día te pesará más que el anterior.-
Kagome gritaba e intentaba soltarse del agarre del hanyou, pero le era imposible. Tras la derrota de Naraku, ella había decidido aceptar la propuesta del Lord y al ser marcada por él, sus poderes espirituales habían sido sellados... Cuánto deseaba poder lanzar una potente descarga a su captor y liberarse.
-No deberías de preocuparte por esa humana, Sesshomaru, preocúpate por ti mismo o correrás su misma suerte.- la voz del Lord del norte se escuchó clara y potente y tanto él como su ejército, se le fueron encima al desarmado youkai quien únicamente se defendía usando sus garras.
Repentinamente el platinado tomó su verdadera forma y en cuestión de minutos, los guerreros del norte habían sido asesinados, pero él había sido herido por el Lord enemigo.
Sesshomaru había recibido una estocada directa en su pecho y aún con la espada de su enemigo incrustada, escuchó al híbrido gritar su cobarde ataque.
-Si no fuiste mía, tampoco serás de él... ¡Garras de acero!- el pecho de la joven fue rasgado por las filosas y sucias garras del híbrido y no a gusto con eso, la lanzó con todas sus fuerzas hacia el mar. Sesshomaru volvió a su forma humanoide con el corazón destrozado ante tal escena.
-¡¡¡AAAAAAAH!!!- se oyó tan fuerte aquel grito desgarrador que el centro de la tierra vibró, un fuego abrasador envolvió el cuerpo del demonio, sus ojos se tiñeron de un tono carmesí y aprovechando que el Lord del norte se encontraba en shock, Sesshomaru tomó la espada que yacía traspasando su pecho y con ella misma le dio muerte a su dueño.
Sin perder tiempo, se acercó a ultra velocidad y decapitó al bastardo que cobardemente había atacado a su esposa.
Se introdujo al agua y buscó el cuerpo de la azabache. Día y noche buscó, más nunca la pudo encontrar...
Tiempo después y aunque el mar se la llevó, él aún oye su voz susurrándole frases de amor. Es por eso que cada día se le ve sentado al amanecer esperando verla volver.
Ese es su deseo cada amanecer y su lamento cada atardecer, pues ruega que la muerte venga pronto por él...
Mas un día, Sesshomaru, el Lord del oeste, ya no apareció, en la playa ya no se le vio, ya por fin está contento... La muerte se lo llevó.
En otro plano se les ve, casi hasta el amanecer, por fin juntos. La Miko y el youkai, se reflejan sobre el mar, al llegar la oscuridad y la tristeza... llegó a su fin.
#LordSesshomaru_JL