Sori siente que nadie la comprende. Ni sus amigos que parecieron perder interés en ella, ni su familia que vive a kilómetros de distancia.
No es hasta el día en que tiene un extraño sueño, donde un supuesto ángel le hace reflexionar acerca de las re...
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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈 - 𝐋𝐀 𝐕𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍
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Muchos dicen que en la preparatoria se realizan los mejores recuerdos de la vida. Unos están de acuerdo, otros no. A Kwon Sori no le importaba mucho, ella sólo dejaba que la marea la llevara consigo.
Se podía decir que tenía una vida relativamente normal; notas medianamente buenas, un trabajo de medio tiempo, un apartamento no muy grande pero cómodo, y un pequeño grupo de amigos. Sori se conformaba con la vida que llevaba. Sin embargo, la rutina de ir al instituto en la mañana, al trabajo por la tarde, y llegar a su casa a hacer los deberes que le quedaban era algo que ya se le estaba haciendo monótono.
Menos mal que finalmente era viernes, se preguntó qué harían sus amigos.
¿Tal vez estén libres esta semana? Últimamente han estado ocupados y debía admitir que, a pesar de verlos casi todos los días, los extrañaba un poco.
Fue por eso que pensó que sería una buena idea que hagan algo en el fin de semana. Donde vivía no había mucho espacio, pero podían pasársela bien comiendo algo y viendo una serie. Con eso en mente entró a su salón dispuesta a comentarle al respecto a sus amigos.
—Buenos días. —saludó con una sonrisa a sus amigos y se sentó al lado de Jiyu, con quien usualmente compartía el banco—. ¿Qué hacen aquí tan temprano?
En el banco de atrás se encontraban Youngmin y Eunji, sus otros dos amigos.
—Es que ayer nos quedamos en casa de Jiyu luego del entrenamiento. —respondió Youngmin.
La mencionada le dedicó una mirada como indicando que había dicho algo que no debería, pero el chico no se dio por enterado.
—Oh... Cierto que tienen que prepararse. ¡Deben estar muy ocupados con eso!
Pensó que quizá no era buena idea invitarlos. Después de todo, los tres jugaban para el equipo mixto de vóley del Instituto y pronto empezarían las competencias regionales.
A ella le hubiera encantado estar junto a ellos, pensando que sería ideal que los cuatro estuviesen en el mismo equipo. El problema era que, a diferencia de sus amigos, ella no era atlética para nada. De hecho, le iba bastante mal en la clase de educación física y a duras penas lograba pegarle a la pelota si es que alguien se dignaba a pasársela.
