Muchas personas se niegan a creer en el amor. Sea el amor verdadero, el afecto, el cariño o el simple sentimiento llamado "Amor"
En muchos casos, las personas se ven obligadas a estar con otras, en momentos o situaciones como esas no existe el amor...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tessa Nickson
Suspiré por décima vez, en quien sabe cuanto tiempo, mientras cogía una almohada y la apretaba contra mi cara con fuerza.
No soportaba los gritos que habían fuera de mi habitación, no soportaba tener que vivir esto todos los días. No soportaba a los intrusos que habían debajo del techo de mi casa.
Minutos después de querer acabar con mi vida, dejé de la almohada sobre mi cama y agotada, me levanté de esta. Me acerqué a la puerta de mi habitación con paso perezoso y respiré hondo.
— ¡¡QUE OS CALLEIS DE UNA BUENA VEZ CUARTETO DE RUIDOSOS!! –grité más que molesta apenas abrí la puerta de mi habitación y vi como cuatro pequeños niños se detenían en seco.
Vicky, Sam, Louis y Terence se encontraban completamente congelados en el pasillo. Vicky se encontraba de cabeza, Louis había estado corriendo por las paredes mientras que los otros dos corrían por el pasillo.
— ¿Tessa? –la dulce voz de mi madre me llamó la atención y me volteé, encontrándome a mi madre con Michael en sus brazos y las trillizas escondidas detrás de ella– ¿Qué sucede cariño?¿Pasó algo malo como para que gritaras de esa forma? –la miré con obviedad mientras señalaba a los monstruos que tengo por hermanastros
¿Monstruos? Son peores que el mismísimo Satanás y eso que somos descendientes de su linaje
Silencio consciencia estúpida
— Están corriendo de nuevo en MI planta, llevan más de dos horas así –gruñí mientras hacía relucir mis afilados colmillos y miré a los más revoltosos con molestia
— ¿Cuántas veces os he dicho de dejar a vuestra hermana tranquila? –suspiró con pesadez e hizo un ademán con la mano, la cual brilló levemente haciendo que mis hermanastros bajaran a la planta baja con su hipnosis– ¿Has terminado de empacar? –suspiré con suavidad nuevamente y asentí con la cabeza
— Mamá, no estaré toooodo el tiempo en la universidad –rodé los ojos mientras me recargaba en el marco de la puerta de mi habitación
— Lo sé mi vida, solo los días de semana y los fines de semana vendrás a casa –se me acercó con lentitud y acarició mi mejilla con suavidad, haciéndome cerrar los ojos ante la delicadeza de su toque
— Tengo dieciocho mamá, ya...
— Ya puedes cuidarte sola, lo sé. Has saltado cursos y mi nena ya va a entrar en la universidad. Pronto conseguirás un novio, nos dejarás de lado y formarás tu familia –rodé internamente los ojos y suspiré con suavidad mientras abría los ojos con pereza
— Eso no sucederá, ya conoces mi odio por los hombres –le recordé y ella bajó la mirada haciéndome preocupar– Mamá, nada de lo pasó fue culpa tuya. Papá te engañó, consiguió cinco amantes y las trajo a todas a la casa mientras tú cuidabas de mis transformaciones y del desarrollo de mi magia. Nada de lo que pasó fue culpa tuya, él nos abandonóa nosotras, no nosotras a él –junté mi frente con la suya y la escuché sollozar levemente.