Only One

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Camila caminaba bajo la fría lluvia de Miami aquella noche. Entre el trabajo y la universidad, no tenía tiempo siquiera de respirar. Aquel viernes estaba tremendamente agotada; volver a pie y con la lluvia, no le hacía mucha gracia. Su fiel paraguas negro la acompañaba la noche tan particular que cambió su vida. La morena no estaba muy acostumbrada a la tormenta desafortunadamente.

Estaba muy oscuro, y las ténues luces de la calle no eran suficientes. A lo lejos escuchó como si algo corriese. Le restó importancia, pensando quizá que era un animal, o alguien que no tenía con qué cubrirse de la torrencial y fría lluvia. A lo que no prestó atención fue hacia qué dirección. Cuando alguien chocó contra ella, tumbandola al piso, haciendo que se mojara las pocas partes de su cuerpo que había podido mantener secas.

¡¿Qué mierda te...?!—Fue interrumpida por sí misma cuando al levantar la mirada se encontró con unos potentes ojos verdes que la absorbían hacia ella sin siquiera tener la oportunidad liberarse de ellos.

Rápidamente miró su rostro. Piel palida; nariz aguileña; algunas pecas; cejas pobladas y castañas oscuras, casi negras; ojos profundamente verdes; unos labios rosados y gruesos; el pelo castaño oscuro al igual que sus cejas. En su cara notaba una expresión de susto. Cuando bajó su mirada para observarla más detenidamente, encontrándose con un número o cógico, "096". Observó un detalle para menos importante, estaba desnuda

Discúlpame, vas a morir de frío.—Se quitó su saco color café con leche, se levantó, la ayudó tendiéndole una mano y le colocó el saco para luego cerrarselo. La chica misteriosa estaba muriendo de frío en aquel momento, así que le agradeció internamente a Camila por habérselo dado. A lo lejos comenzaron a pasar muchos autos de policía buscando o persiguiendo a algo o alguien. Quién sabe en qué se habrían metido aquellas personas, aunque la culpable estuviera realmente frente a sus ojos—¿Qué haces desnuda en el medio de la carretera y con este frío?—No respondió—Te estoy hablando.—Nuevamente no hubo respuesta—Puedes quedarte con mi saco, no sé lenguaje de señas, discúlpame.—Camila estaba a punto de darse la vuelta a irse, pero la chica la tomó de la mano—Esto no es un chiste, querida extraña. Dime qué quieres de mí, tengo que irme a mi casa, ya estoy cansada.—La ojiverde quería hablar, pero no podía, con las pocas palabras que sabía para comunicarse no podía explicarse ante Camila—¿Eres sorda?Negó—¿Muda?Negó—Entonces esto es una broma de mal gusto.

No.—La patruya volvió a pasar casi doblando la esquina. La ojiverde la tomó de la muñeca rápidamente y la obligó a esconderse con ella tras un puesto de comida rápida. La policía pasó sin notar nada. La ojiverde respiró agitada.

Voy a llevarte a mi departamento, y voy a darte ropa, no quiero que te enfermes, pero me explicarás todo estoLa castaña asintió.

Gracias.

De nada, desconocidaAtó mejor su sacó al cuerpo de la ojiverde. Por primera vez en la vida se había sentido algo querida por otro ser humano como ella. Camila estaba algo nerviosa, estaba por meter a una persona en su casa, que era claramente perseguida por la policía y que, además, no le decía nada. Aunque la había visto tan asustada, y completamente desnuda, que no era un detalle menor; algo la hizo ayudarla.

La ojiverde estaba aun algo asustada. Había descubierto que fuera de su habitación las cosas eran oscuras, no había tantos humanos como ella caminando por aquí y por alla detrás del cristal de su habitación, la parte más grave era que no sabía qué era peligroso y qué no.

En cuanto logró escapar por la ventilación sintió frío. Luego cayó en algún lugar lleno de productos con envases de plastico y con fuertes olores, salir de la habitación de limpieza fue sencillo, ya que no había extrañamente nadie en los pasillos. Luego cruzó otra puerta con grandes máquinas, casi de su tamaño o más altas, luego la habitación de jardinería. Abrió la puerta al otro lado de la habitación y se encontró con que el techo era negro. Aunque de ahí caía agua, en pequeñas cantidades. Había un foco, muy alejado, la luna, que casi no ayudaba.

Prototipo 096 [CAMREN-ONESHOT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora