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No lo contactó, ni una llamada ni un miserable mensaje, Jisung no dio señales de querer reunirse con Minho durante casi dos semanas, lo evitaba y lo único que el mayor escuchaba cuando marcaba su número era la respuesta automática de la contestadora. Algo le sucedía y era un martirio no poder averiguarlo, ya que claramente su relación consistía en algo más que conocidos pero aún no habían traspasado la barrera de la confianza en donde era correcto preguntarle a las personas cercanas para saber del otro. Minho gruñó girando el volante con más fuerza de la necesaria, se había quedado sin arena para los gatos y si no la conseguía rápido su departamento terminaría oliendo horrible.

Pisó el freno estacionándose en el primer espacio vacío que pudo ver, la gente siempre se aglomeraba en el supermercado a esa hora así que no se quedaría dormido esperando encontrar un lugar ideal. Tomó las llaves, su billetera y con el celular pegado entre la oreja y el hombro esperó escuchar la voz de Jisung, pero los tonos de espera le volvían loco, ¿Y si algo malo le había sucedido? Mierda, hace tiempo no se preocupaba de alguien, o más bien, hace mucho no se relacionaba con alguien al punto de llamarle amigo, y Jisung era lo más cercano a eso que tenía.

Siguió avanzando sin darse por vencido y volviendo a marcar, al menos ahora escuchaba los pitidos y no lo arrojaban directo a la contestadora. Saludó cordialmente al guardia de seguridad y aceleró el paso yendo directo al pasillo de las mascotas.

-Oh -exclamó fijando la mirada en unas latas de comida para gato, eran de un nuevo sabor y el hecho de que lo habían estado anunciando en la televisión cada cinco minutos había terminado por captar la atención de Minho.

Se decidió por cuatro de esas latas y cuando ya no tenía más lugar en los brazos se colocó de cuclillas para buscar por fin la arena. En todo ese tiempo no había dejado de marcarle a Jisung y algo le decía en su interior que estaba siendo muy intenso, quizás simplemente se fue de viaje y eso no era motivo para que se lo advirtiera, no eran cercanos así que no se justificaba, pero a pesar de todo quiso intentarlo una vez más, y grande fue su sorpresa al escuchar el característico sonido de unas marimbas provenientes del siguiente pasillo. Arrugó el ceño incorporándose de pie y buscando la fuente de la melodía apenas, ya que la bolsa se le resbalaba de los dedos y al estar sosteniendo el teléfono con su mano derecha, todo el resto de objetos los cargaba con la izquierda desequilibrando su andar y haciéndolo tambalearse. De pronto la silueta de un chico de espaldas apareció en su radar, sudadera negra, pantalones a cuadros y zapatillas, definitivamente era jisung.

-¡Jisung! -exclamó llamándolo, el aludido se tensó y se vio obligado a darse la vuelta.

Han tenía el celular en la mano y el mayor pudo observar su nombre en la pantalla brillante. Parpadeó incrédulo al darse cuenta, Jisung lo estaba ignorando a propósito.

-Minho -pronunció sin ganas, a cada segundo que pasaba era más evidente su incomodidad- ¿Qué haces aquí?

-De compras -respondió negando con la cabeza- ¿Estás bien?

Quería enfadarse, claro que sí, pues era muy descortés y desconsiderado dejar a alguien plantado y hacerle la ley del hielo de esa forma tan infantil, pero el semblante sombrío en el rostro del castaño encendieron las alertas en el cerebro de Minho, no era normal, Jisung se veía marchito y triste, su sexto sentido, su instinto o lo que sea le gritaban para que indagara más en la situación y eran escasas las veces en las que se equivocaba, así que tragándose el orgullo se acercó dejando todo sobre una de las repisas y agarrándole los brazos sin detenerse a pensar en la reacción del contrario.

-Dime -buscó sus ojos pero él seguía esquivandolo- ¿Te están molestando de nuevo los hijos de puta que te golpearon? -intentó tocarle el mentón pero Jisung se alejó- ¿Qué pasa, Hannie? ¿No quieres más lecciones?

GLASS | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora