Nota|tenía este oneshot publicado en otra plataforma, así que lo reedité, cambié algunas cosas que me parecían un poco explícitas, corregí la ortografía y demás, y lo traje para acá. Fue inicialmente publicado en julio de 2018 para un reto de una página de facebook, en donde quedé en un empate del tercer lugar. Tengo otro EreAni por ahí, ¿les gustaría que lo publicara por aquí también?
Ah, y la portada fue hecha por mí, así que una disculpa, soy nueva en eso :)
Sin más, les dejo este oneshot.
Los personajes que aquí aparecen son obra de Hajime Isayama.
Cruel.
Todo era una simple pero bien elaborada fachada.
Era cierto que el rey cumplía sus veintiocho años de vida, por eso la isla entera llevaba festejando un día entero al soberano que les reinaba desde que los más pequeños tenían uso de razón, pero todo no era más que pan y circo para el pueblo.
Lo que se manejaba por debajo del agua y de caretas sonrientes del máximo soberano, eran alianzas con naciones poderosas que ayudaran a extender dominios ahí en donde sus soldados todavía no ponían un pie. Nada era sacado de las salas de reuniones, todo era bien llevado para no causar un furor en las masas que mantenían, con festejos como los de ese día, la mirada bien centrada en comida y bebida.
Ella misma era una aliada de aquella causa.
Su trabajo sólo radicaba en ser el halcón del rey. Esa noche en su turno le tocó quedarse sentada en la entrada del palacio de Sina, siendo una plebeya más pasando desapercibida en medio de la plebe que se juntaba bebiendo y bailando al son de los bardos, cachando con los ojos a todos esos colaboradores que iban y venían de la entrada del palacio.
Su ropa inclusive distaba mucho de aquella que sus compañeros y ella debían utilizar para camuflarse en cada una de sus misiones.
La falda de lugareña que le llegaba a los talones por lo menos le cubría de los indeseados mosquitos de verano, cosa que lo hacía más cómoda de como la había pensado en un principio, cuando Pieck se la mostró como parte de un sencillo camuflaje.
La blusa de mangas era sofocante, pero no tanto como aquellas gruesas gabardinas que le cubrían el cuerpo entero de pulcra negrura. Haciéndola pasar descuidada y dándole el apelativo que los aldeanos le habían puesto sin siquiera conocer sus rostros: cuervos. Aunque el rey se regocijara llamándolos como sus guerreros.
Aquella noche Bertholdt vigilaba la entrada del jardín, y los únicos que regulaban aquella reunión que se gestaba en las alturas del palacio, eran Reiner y Pieck; el general Braun y la cabeza estratega.
Algunas malas lenguas decían que el rey mantenía una relación por debajo del agua con una mujer de cabellos y ojos azabaches, perteneciente a los guerreros que conformaban su flota. Ella nunca había indagado más allá, así que tales argumentos le importaban tanto como una reverenda patata.
Su única misión allí, por lo que había dejado su pueblo natal en las periferias de la civilización, era darle tierras y prosperidad al padre que le dio todo lo que pudo y que le enseñó a defenderse de los peligrosos distritos antes de que fuera reclutada por la mafia de la monarquía. Sus únicos objetivos ahí eran regresar a casa en una sola pieza.
Zeke, su rey y líder, le enseñó todo lo que se necesitaba para poder persistir en una guerra, tales en las que había participado desde que tenía quince años haciendo sucumbir al enemigo con la poderosa arma que corría por sus venas y la que poco a poco la corroía por dentro. Él le enseñó cómo saber utilizar su poder cuando se le fue otorgado siendo una cría que aprendió los azares de la mafia como el pan de cada día. Él luchaba por restaurar los dominios de sus tierras que fueron arrebatados en los años de un mal monarca, y que poco a poco ahora regresaban a su nación, sin importar algunas que otras que se sumaran después de cometer genocidio contra los habitantes.
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Cruel [EreAni]
RomanceEra despiadado tener recuerdos de lo que jamás volvería a ser. Recuerdos a los que jamás volverían. Eren ya no era al que había conocido, y por desgracia, ella tampoco, [EreAni].