La normalidad no es para nuestra familia
Parte II
26 años
— ¡Papá! —gritó Adam. Movió los brazos con energía y botó un vaso con bebida, derramando todo sobre el mantel nuevo.
—Adam, mira lo que hiciste —le regañó Brenda. Era divertido ver cómo Nico se comportaba como un niño al lado de su hijo, haciendo enojar a Brenda. Jorge rió conmigo, ocultando su sonrisa detrás de mí cabello, mientras sostenía a Sofía.
—Jorge, detente o botarás a la niña —murmuré, sin mucho convencimiento.
—No le pasará nada.
Y eso era verdad, Sofí era la devoción de Jorge, lo daba todo por ella. Y como hoy era su cumpleaños, no la soltaba ni siquiera para ir al baño, quería pasar cada minuto del día a su lado, a pesar de que Sofí llorara porque quería caminar y jugar con Adam.
— ¡Papá! —volvió a gritar Adam y esta vez lanzó un pedazo de pastel contra el rostro de Nico. Jorge estalló en carcajadas, agradeciendo que Sofí fuera tan calmada y no una revoltosa como Adam.
— ¡Adam Garnier! —exclamó Nico. Su grito despertó a Sofí, que se había quedado dormida hace poco, y se puso a llorar con ganas. Y Adam la siguió.
— ¿Ya ves lo que haces, Nico? —Le regañó Ruggero—. Eres un desconsiderado, haces llorar a tu hijo y a tu sobrina, que mal tío eres.
—No seas tan cruel, Ruggero —replicó Nico.
—Pásamela —le dije a Jorge en medio de la pelea. Al principio no quiso, pero terminó por entregármela al ver que Sofí no dejaba de llorar.
Sofí se quedó tranquila de inmediato y comenzó a jugar con mi cabello, como siempre hacia cuando la sostenía yo. Acarició mi rostro con sus manos y la besé en la mejilla. Era sorprendente cómo cada vez sus ojos se parecían más a los de Jorge, y su cabello castaño. Eran demasiadas coincidencias, e incluso llegué a preguntarle a Jorge si no me había engañado con alguien, porque Sofí era su vivo reflejo. Pero siempre él me respondía que jamás se atrevería a mirar a otra mujer cuando estuvo más de la mitad de su vida enamorado de mí. Podrían pasar los años, pero ese lado cursi y romántico de Jorge, me temía, que no se iría jamás. Aunque en parte me alegraba, eso significaba una discusión diaria, y una reconciliación también.
Pero sin duda, lo que más me gustaba, era cuando al final él me decía que no tenía ojos para nadie más porque me amaba demasiado, y también a Sofí, y no se atrevería a destruir la felicidad que tanto le costó construir.
Era un romántico sin causa ni solución.
— ¡Las velas! —gritó de pronto Holly. Ver a mi hermana pequeña, ya adolescente casi adulta, era divertido, porque aún no podía quitarme de la cabeza esa vez que nos ayudó a mí y a Facu a saber si Jorge estaba celoso. Extrañaba esos años, pero también estaba emocionada por los que vendrían.
Si me ponía a recordar, habíamos cometido demasiadas locuras cuando jóvenes, más jóvenes que ahora. Era una exagerad e histérica, me arrepiento de haberme comportado tan fría el cumpleaños de Jorge y mostrarme indiferente ante su declaración, me arrepentía demasiado, por eso, trataba de hacer lo mejor para él siempre. Porque le amaba y nunca me había sentido tan segura de algo.
Colocaron las velas en la torta y cántamos el cumpleaños feliz, Sofí no parecía emocionada, seguía algo asustada por todas las personas a su alrededor, estaba acostumbrada a mi presencia la mayor parte del día, a Jorge por las tardes cuando llegaba del trabajo y de Nana y Asesino, nuestras mascotas.
Jorge y Adam soplaron las velas por Sofi, y Nico estampó el rostro de Jorge en el pastel. Brenda estaba al borde del colapso y Ruggero no hacían más que reírse, mientras Alba intentaba limpiar a Jorge.
Dejé a Sofí con Adam para que jugara, se llevaban bastante bien y eso no le agradaba para nada a Jorge, consideraba a Adam como una amenaza. Decía que le quitaba tiempo de su hija. Un padre celoso y esposo también.
Miré a todos mientras comían pastel, y de repente, Jorge me atrapó en sus brazos y me apartó hasta nuestra habitación.
— ¿Qué sucede, ojos verdes? —inquirí, sentándome en la cama.
—Sabes, no lo hacemos tan mal como padres, ¿no lo crees?
— Pff… tú eres un súper papá, así que supongo que no —sonrió de medio lado y se arrodillo frente a mí. Me besó en los labios, con dulzura y me recordó esa vez en que me besó el día que comenzó todo esta locura. La diferencia, es que la primera vez me obligué a reprimirme por la rabia que sentía, pero ahora, dejé que mis labios respondieran por mí y se fundieran con el aliento de Jorge.
—Estaba pensando… que Sofí se podría sentir algo sola… —murmuró contra mi oído cuando nos dejamos de besar.
Lo miré por unos segundos y sonreí como tantas otra veces.
Sabía de lo que estaba hablando.
—Bien, pero que esta vez no se parezca a ti, o de verdad comenzaré a sospechar —el rió por lo bajo y me volvió a besar, esta vez, como si el mundo se fuera a acabar.CHICAS tranquilas ah. Todavía falta el epilogo que es el Capítulo 30!! Todavia no termina;) Gracias leerla y por haberme acompañado en este proyecto!
-Sofy.